Desde su nacimiento como cabaña ganadera hace quince años, Cabaña San Marón ha dado pasos sólidos que la llevaron a competir de igual a igual con los mejores ejemplares bovinos de la Argentina, como quedó demostrado más de una vez en la Exposición Rural de Palermo. Una charla con su creador, Juan Seleme.

En el valle de Sarmiento, en la provincia de Chubut, donde el agua de los lagos y del río convierten a la Patagonia árida en una franja fértil, nació una cabaña dedicada a la raza Hereford que fue creciendo hasta convertirse en una referencia genética a nivel nacional.
Hace 15 años, Juan Gabriel Seleme, titular de Cabaña San Marón, decidió que era tiempo de dar el salto productivo. Su familia tiene campo en la zona desde hace un siglo, pero “no había cabaña de Hereford, era todo un rodeo general”. La actividad ganadera existía en el campo familiar, pero la genética no era aún un proyecto en sí mismo. La idea de avanzar hacia un modelo de mayor valor agregado comenzó a ganar sustento entre sus proyectos a futuro.
Seleme es médico en una clínica en Comodoro Rivadavia durante la semana, y en los fines de semana se dedica al campo. “Tenemos una cantidad de colaboradores muy importante, eso es lo que hace que todo funcione adecuadamente”, explica.

Sin embargo, el impulso de la cabaña fue personal: “Estoy convencido de que hay que darle valor agregado a cada cosa que uno hace. Me parecía que la forma de darle valor agregado a las vacas no era hacer un feedlot y vender carne para consumo, sino haciendo genética”.
Con esa visión, un rodeo pequeño se transformó con los años en un plantel que hoy supera las mil madres puras registradas en Patagonia, más otro núcleo similar en Espartillar, cerca de Pigüé.
90% de las vacas son Hereford
La elección de Hereford no fue casual. En Patagonia, la raza domina desde hace décadas: “El 90% de las vacas son Hereford. El Angus entró recién en los últimos cinco o seis años”.

Para Seleme, la clave está en la adaptación que ofrece la raza, centrada básicamente en su rusticidad, mansedumbre, mejor relación precio-producto y una larga historia en la región. También incidió la barrera sanitaria patagónica, que condicionó durante años el movimiento de hacienda e hizo que las majadas de madres, en su mayoría Hereford, tengan un rol clave para asegurar uniformidad y calidad.
El valle de Sarmiento, donde está el establecimiento principal de San Marón, ha sido un aliado natural para el desarrollo genético. Es un oasis de 30.000 hectáreas, rodeado de dos lagos, con un río que lo atraviesa. “El campo está en un lugar privilegiado; tiene mucha agua y mallín. Las madres comen todo natural, no hay suplementación”, detalla.
Sí se suplementa en recría y en la preparación final de los toros, una etapa clave para llegar con animales equilibrados al momento de venta o exposición.
“Estoy convencido de que hay que darle valor agregado a cada cosa que uno hace. Me parecía que la forma de darle valor agregado a las vacas no era hacer un feedlot y vender carne para consumo, sino haciendo genética”.
Juan Gabriel Seleme, titular de Cabaña San Marón.
Los números son sólidos: producen alrededor de “100 toros por año y unas 200 vaquillonas”. De ese total los toros van a venta, mientras que las vaquillonas se reparten entre reposición interna y comercialización.
La cabaña participa de exposiciones del circuito patagónico que se realiza en la provincia de Río Negro, además de Azul o Tandil, y también es asidua participante a la Expo Rural de Palermo. Allí lograron en julio de este año el tercer mejor toro y el gran campeón ternero, logros que posicionaron a San Marón entre los mejores a nivel nacional. “De empezar de cero a competir de igual a igual con cabañas que tienen muchos años, hay mucho mérito; es muy satisfactorio”, resume Seleme.
Aunque Hereford es el corazón de la cabaña, también desarrollaron una línea Angus en menor escala, atendiendo al crecimiento de la raza en la Patagonia y el mercado nacional. Con dos bases productivas -las tres leguas en el valle de Sarmiento y las 2.000 hectáreas de Espartillar- hoy el proyecto ya no es sólo una cabaña, sino un complejo genético de magnitud.
Conesa ya está en la agenda
El crecimiento del rodeo vino acompañado de una mayor presencia comercial. Este año realizaron por primera vez un remate presencial en General Conesa, con una respuesta que superó expectativas. “Se vendió todo muy ágil y muy bien. Vamos a seguir haciéndolo presencial”, dice Seleme.

El contexto de precios también contribuyó a un buen balance. La recuperación del valor de la carne se siente en toda la cadena. “Para todos está bueno. La carne sigue siendo el producto más barato en función de la proteína que aporta”, sostiene. Incluso con una suba reciente del 15% en el precio, el consumo interno aumentó un 13%, y los argentinos elevaron la cantidad anual de kilos ingeridos. Para él eso es una señal clara de que el mercado responde cuando la oferta es consistente.
El contexto de precios también contribuyó a un buen balance. La recuperación del valor de la carne se siente en toda la cadena. “Para todos está bueno. La carne sigue siendo el producto más barato en función de la proteína que aporta”, sostiene. Incluso con una suba reciente del 15% en el precio, el consumo interno aumentó un 13%, y los argentinos elevaron la cantidad anual de kilos ingeridos. Para él eso es una señal clara de que el mercado responde cuando la oferta es consistente.
Fuente: Diario Río Negro
