domingo, 14 de diciembre de 2025
El muelle Km 5 recibe a cientos de inmigrantes. Foto: Archivo Histórico Municipal

El pueblo construye las primeras casas que se suman al galpón de Francisco Pietrobelli, todos miran al mar. Llega gente y más gente, en 1902 llegan los boers, pero se van al campo a ocupar las tierras que les da el gobierno.

Están los españoles, portugueses, italianos… “después empezaron a llegar rusos, polacos, búlgaros, de todo el mundo… aquí había lugar para todos”. Un lugar para los que se animan y aceptan el desafío.

El pueblo los recibe con manos solidarias. “En Comodoro no había argentinos, eran todos españoles, portugueses, italianos, alemanes, ingleses… hasta los comercios; por ejemplo el negocio de mi padre y de mi abuelo -Salsa y Cia.- era para los gallegos, Belarmino era para los tanos, Lahusen para los alemanes; cada uno iba a su comercio”, o se alojan en los hoteles o pensiones de algún paisano.

El pueblo ofrece posibilidades de ascenso social a través del trabajo, del comercio y de un idioma que, paulatinamente, se hace común.

Tierra de aventura para estos primeros hombres. Tierra de desafíos para la fortaleza de las primeras mujeres. Aquí hay posibilidades hasta entonces desconocidas y que ponen a prueba a los astutos, despierta talentos y permite conocer resistencias hasta entonces inexploradas. Los hombres y mujeres que llegan deben adecuar nuevas formas de vida y de comunicación; se unen para alentarse, ayudarse y combatir o compartir – la nostalgia, para formar redes que les permitan resistir u adaptarse a nuevas condiciones de vida.

La identidad de origen es determinante, sobre todo en un lugar donde el aislamiento, las distancias y las condiciones climáticas, entre otras circunstancias, obligan necesariamente a la asociación de ayuda mutua.

La solidaridad se erige como uno de los valores más destacados de la comunidad en formación. Esta necesidad, tan humana como social, se manifiesta primero entre los españoles, que fundan la Asociación el 11 de setiembre de 1910, y eso es antes de la organización de la Comisión de Fomento del pueblo.

Antes de finalizar la década, los italianos también forman su asociación y más adelante lo hacen los polacos y los portugueses. La Asociación Española no alcanza para contener las diferencias regionales de los que llegan desde la península y es entonces cuando se forman el Centro Asturiano, la Casa Vasca y el Centro Gallego; muchos años después los andaluces también crean un centro social y recreativo.

En el yacimiento petrolífero de Astra los ale-manes se reúnen. El 3 de setiembre de 1918 crean una asociación deportiva.

En 1925, los yugoslavos forman una asociación que reúne a croatas, montenegrinos, dalmacianos y otros. Un grupo de croatas marca la diferencia y crea una entidad aparte; los checo-eslovacos también crean una asociación. Todas ellas cumplen un destacado servicio social y cultural, sobre todo en los años ’30 y ’40, pero no nos adelantemos.

 

Fragmento del libro “Crónicas del centenario”

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