miércoles, 24 de diciembre de 2025

En Madryn antes de la gran explosión demográfica, la gente no era cerrada… habría cierta división o cierta rivalidad con Trelew por el liderazgo que tenía Trelew; el mote que le pusieron a Madryn cuando adelantándose a Trelew, asfaltaron el centro de la ciudad en el año 60, era el “cementerio asfaltado”, porque estaba asfaltado pero seguía quedado en cuanto al progreso; el casco céntrico no tenía más de diez cuadras a lo largo y a lo ancho; después tenía algunos suburbios, la zona de la loma estaba al norte y estaba separada más que nada por la vía… era como un barrio aparte. Después estaba el barrio de Villa Padilla que estaba en la periferia oeste de Madryn, también era como un anexo. Villa Padilla era un barrio obrero; le pusieron ese nombre por Padilla que era un caudillo; tenía condiciones para arrastrar gente por los beneficios que daba; por ejemplo, vendía terrenos con mucha facilidad, promovía la construcción de viviendas. En el 51 cuando yo llegué ya no vivía en Madryn, pero la fama la tenía; el nombre del barrio que prácticamente había surgido por su intervención, le quedó. Entre los madrynenses viejos Villa Padilla sigue siendo Villa Padilla. En general la gente de Madryn eran en su mayoría española o italiana; bueno, había otras nacionalidades: búlgaros, árabes, alemanes, galeses. Pero eran minorías dispersas… La impronta era española e italiana. Entre los españoles había muchos vascos: Mendizabal, Olazábal, Eliceche; de otra fracción española estaba Torrejón, Siguero, Fernández, García. Entre los italianos que yo conozco, Timinieri, Pira, que eran compañeros de trabajo; De Caro. De los turcos, el más sobresaliente es Seleme, también Albaine, Seleme tenía una tienda, que actualmente sigue teniéndola junto con sus hijos. Los de más común trato eran los alemanes para mí; estaban los Bertram, Grimm, Zahn. Bertram era encargado de los depósitos de Arraraz; la concesión de los combustibles en Puerto Madryn la tenía Arraraz, y Berthram era el encargado. Además, tenía una concesión de Orbis, que vendía calefones y cocinas. Zahn era lanero, es decir él tenía animales en campos ajenos; se dedicaba mucho a formar los planteles de mejoramiento de la lana. Una vez lo acompañe a una estancia que tenía una tía de él en Trevelin, para clasificar los animales de plantel, para mejorar la calidad de la lana.

Yo andaba siempre con Peter Bertram y el padre pescaba, yo andaba con ellos y teníamos relación con los pescadores, nos gustaba mezclarnos con ellos… con Polo García… muchas veces nos deteníamos en la playa y charlábamos con ellos o salíamos cuando ellos salían a pescar; y Vito del Re era un hombre que siempre se paraba en la proa del bote mirando si había pesca, y tenía alguien que remaba para hacer andar el bote. Cuando encontraba había que volver a tierra, dar el rodeo tirando la red y muchas veces le ayudábamos nosotros… era un personaje realmente…

Los italianos en su mayoría eran obreros, algunos trabajaban en las barracas; Otros italianos trabajaban en el ferrocarril; ferrocarril y puerto era una sola administración hasta el 57 cuando se creó la Administración General de Puertos. Algunos tenían oficios libres como pescadores; la mayoría de ellos aparte de su relación laboral dependiente, tenían la afición de pescar; tenían su red, su botecito y si no la tenían, la compartían con otro… era una colectividad muy unida.

Mi madre se adaptó forzada por las circunstancias… se tenía que adaptar, pero le costó mucho, le costó sacrificios adaptarse. Ella era ama de casa; ya desde el comienzo teníamos gallinero, tenía su propia economía doméstica que traía de Europa… entonces trataba de ayudarse en todo; por ejemplo, los restos de comida nunca se tiraban… los tachos de basura que veíamos acá mi mamá se escandalizaba, todo eso iba al gallinero y de esa manera se reciclaba hacia la economía doméstica.

Siempre teníamos huevos, teníamos huevos hasta para vender, por ahí mataba algún pollo, alguna gallina, ponía la clueca para hacer su propia cría; inclusive cuando nos dieron la casa del ferrocarril ella tenía conejos, tenía patos; bueno, atender la familia, hacer la comida, limpiar la casa, inclusive hacernos ropa, con todo eso estaba bien ocupada… éramos cinco chicos; el último hermano nació acá en la Argentina en el año 52. El idioma le costó mucho… le costó mucho porque no tenía mucho trato con la gente de acá. Mi papá en cambio en el trabajo, obligado a hacerse entender aprendió el idioma. A mi mamá le costó mucho porque se reunía con las mujeres alemanas, entonces no tuvo mucha ocasión de aprender. Empezó a aprender el castellano cuando se creó la iglesia metodista y entonces entró en un círculo más criollo; eso fue en el año 61.

 

Texto de “Los ferroviarios que perdimos el tren”

 

Compartir.

Los comentarios están cerrados