martes, 10 de junio de 2025

A más de una década del brutal crimen de Rodrigo Colihuinca, la causa que parecía estancada tomó un giro decisivo tras la confesión espontánea de un joven y nuevas pericias científicas. El fiscal Fabián Moyano confirmó que el caso avanza con elementos probatorios concretos y una hipótesis de participación múltiple en el asesinato ocurrido en el barrio Malvinas de Trelew.

El punto de inflexión fue la sorpresiva aparición de Brian Huenchullán Muñoz, quien se presentó voluntariamente en una comisaría y relató con detalles la forma en que Rodrigo fue asesinado. “Cuando dijo ‘yo no actué solo’, ahí comenzó una nueva etapa de la investigación”, aseguró Moyano. La declaración incluyó información que no había sido difundida públicamente y que coincidía con elementos de la escena del crimen.

Pese a que en un primer momento se dudó de su estado mental, un exhaustivo examen psiquiátrico determinó que Huenchullán comprendía perfectamente lo que decía, estaba ubicado en tiempo y espacio y no padecía alienación. “Yo le creí. Estaba claro que algo sabía”, sostuvo el fiscal.

A partir de esta confesión, se reconstruyó el círculo delictivo de Huenchullán, lo que permitió cotejar restos biológicos preservados desde el inicio de la causa. Entre ellos, cabellos y rastros de sangre que permanecían sin identificación.

ADN positivo y un menor inimputable

La investigación forense permitió identificar a un segundo implicado: uno de los pelos hallados en el pantalón de la víctima corresponde a un joven que tenía 15 años al momento del crimen, lo que lo hace inimputable. “Sabemos categóricamente que estuvo en el lugar y que participó”, confirmó Moyano.

Este resultado llevó al Ministerio Público Fiscal a solicitar una prórroga de cuatro meses en la investigación, que fue concedida recientemente. “Todavía restan cotejar tres pelos que se encontraron en lugares claves de la escena del crimen: uno en la roca utilizada para golpear a Rodrigo, otro en una rama con la que intentaron ocultar el cuerpo y otro más en una mancha hemática junto al cadáver”, detalló el fiscal.

Los nuevos indicios apuntan a la participación de al menos una tercera persona. El equipo de fiscales ya extrajo muestras genéticas a siete individuos cercanos a Huenchullán, todos con antecedentes de delitos en grupo, incluyendo robos con armas y ataques a mujeres y jóvenes en el mismo radio donde apareció el cuerpo de Rodrigo.

“Analizamos más de 30 hechos cometidos por este grupo, con modos de actuar desorganizados y con alto grado de violencia. Muchos ocurrieron en un radio de un kilómetro y medio del lugar del crimen”, explicó Moyano.

¿Quiénes estuvieron realmente allí?

Aunque de Brian Huenchullán no se hallaron rastros biológicos en la escena, su confesión lo ubica en el lugar del hecho. “No siempre el autor deja un rastro. Puede que su cabello no se cayera o se volara”, indicó el fiscal.

Los investigadores no descartan que hayan participado más de tres personas. El cuerpo de Rodrigo fue hallado oculto con ramas en un zanjón, a unos 10 metros de una escena primaria de gran concentración de sangre, lo que indica un posible arrastre y un esfuerzo físico considerable.

Tras la confesión de Huenchullán, se allanaron dos viviendas vinculadas a él. No se encontraron evidencias directas del crimen, aunque sí 13 teléfonos antiguos que están siendo analizados. “Por ahora, no hay datos útiles, son aparatos muy viejos”, explicó Moyano.

Una esperanza renovada

Con nuevas pruebas en curso y la posibilidad concreta de identificar al menos a un tercer implicado, el fiscal Moyano se muestra prudente pero optimista: “Espero poder aclarar definitivamente el hecho, llevar este caso a juicio y que un tribunal determine si corresponde una condena”.

 

Nota elaborada en base a declaraciones al programa Redacción 20, de LU20

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