sábado, 22 de noviembre de 2025
Entrada a la zona de extracción de agua de campamento de Manantiales Behr

Antes de cumplir sus primeros 10 años de vida, el pueblo tiene varios problemas pendientes, arrastrados desde su creación, a lo que se suman los desafíos lógicos del crecimiento. El aumento de la población, más el hallazgo del petróleo, han agravado la falta de agua. Hacia 1910, ésta se extrae de diversas fuentes, pero el gobierno aún no ha realizado las inversiones necesarias para tender las cañerías desde los manantiales hacia el pueblo.

Una de las mayores fuentes se halla en las tierras de Francisco Behr, a quien el gobierno nacional ha cedido 2.500 hectáreas al llegar, al igual que a cada uno de los colonos boers que forman la colonia Escalante, a unos 30 kilómetros de Comodoro Rivadavia.

Hacia 1913, Behr firma un contrato con la “Administración Nacional de la Explotación del Petróleo de Comodoro Rivadavia”, empresa que precede a la creación de YPF. Mediante ese acuerdo, la Administración debe pagar un canon por el derecho de extracción de agua, para la explotación petrolera. Paralelamente, la compañía estatal construye el tendido de caños necesario para abastecer al pueblo.

A su vez, la empresa cobra un canon a los usuarios del pueblo. Esto origina un reclamo de Behr para que aquélla le pagara la mitad de ese ingreso, porque significa una competencia para su propia venta de agua al pueblo y otros lugares de la zona.

El agua se cobra a 50 centavos por cada 100 litros, por lo que en una oportunidad, los vecinos protestan rompiendo los tanques de la empresa estatal y dejando correr el agua a lo largo de la calle San Martín.

La cuestión se resuelve en 1920, cuando por mandato del presidente Hipólito Yrigoyen, se expropian los campos a Behr, eliminando el monopolio y posibilitando el aprovisionamiento de agua para el yacimiento y el pueblo.

Ese primer acueducto abastecerá al pueblo hasta la década del ’50, cuando el crecimiento poblacional demandará una nueva fuente de abastecimiento. El primer acueducto lago Musters, construido en los ’60, será la respuesta, aunque no por mucho tiempo.

 

Fragmento del libro “Crónicas del centenario”

 

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