La compañía Royal Dutch Shell inicia sus actividades de explotación y exploración petrolera, en 1916, en los campos que pertenecían a Máximo Abásolo. En 1923, se transforma, con la unión de varias empresas, en Compañía Diadema Argentina de Petróleo, básicamente con capitales holandeses.
Los empleados, obreros y sus familias cuentan desde 2924 “con una pequeña sala de primeros auxilios en una casita de chapa donde hoy se encuentra la confitería, ampliándose después en una casa de chapa donde se encuentran las primeras casas del campamento central”.
En 1934 cuando el pueblo de Comodoro Rivadavia clama por un hospital, la compañía ofrece los servicios “comparados a los mejores sanatorios de Buenos Aires; contaba con servicio de consultorio para hombres, mujeres y niños separados; sala de infecciosos, maternidad, farmacia, cirugía, clínica dental, rayos x, ultravioletas”. Y, como en todos los aspectos de la vida social y laboral, allí también se establecen diferencias: los obreros y empleados se alojan en pabellones separados”.
“Tenían 34 camas, médico y director clínico, médico cirujano, cinco enfermeros bilingües y un odontólogo, que atendía dos veces por semana, periódicamente visitaba un especialista de garganta, nariz y oídos. Los enfermos que no podían tratarse allí eran trasladados a cargo de la empresa al Sanatorio Lavalle o al Hospital Italiano de Buenos Aires. La atención que brinda es excelente y está habilitado, pago mediante, para ser utilizado por las familias adineradas del pueblo de Comodoro Rivadavia.
Texto extraído del libro “Crónicas del Centenario”, editado por Diario Crónica en 2001