sábado, 27 de julio de 2024

Don Zapata, el repartidor de Kerosene.

Andando lentamente con su camión rojo y sus enormes tubos de gas o su tanque sobre ruedas con el que iba desgranando en todos y cada uno de los vecinos, su cuota de kerosene, bastaba con una simple seña con los dedos “dos” o “tres” y ello significaba que al día siguiente el viejo Zapata llegara con su carga de gas o kerosene. La carga significaba la tibieza y el calor para los días fríos de invierno esquelense.

Desde niño Zapata transitó por los duros caminos de trabajo, fue boyero y peón de campo…. pero con la dignidad que ennoblece y dignifica la pobreza.

Recorrió durante años y años nuestras calles, en su carro tirado por caballo de pecho, o en su camión con una puntualidad de reloj fuera de lo común. Siempre con su marcha lenta y una sonrisa a flor de labios. Para él, no había ni feriados, ni domingos trabajaba todos los días, no lo detenía nada: ni el frío, ni el calor, ni el viento, ni la lluvia.

Según recuerda su sobrino Lucio Freeman, Dioscar Zapata nació en Carahue, Chile, en 1915 y llegó a Esquel muy chico, trabajó de marucho, ayudante de transportista de carga en carreta de mulas, trabajó en las estancias de la zona, como puestero, también en la compañía Química S.A CAYCO.., entre otras cosas, pero en el pueblo se lo recordará siempre como el repartidor de kerosene.

Extraído del libro “Esquel 100 años”, de la Comisión Pro Museo histórico Esquel

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