martes, 1 de julio de 2025

La Segunda Guerra Mundial finaliza y nuevos inmigrantes llegan a Comodoro Rivadavia. Algunos buscan una nueva oportunidad para vivir en paz, otros huyen de los nuevos regímenes políticos, es el caso de muchos croatas que se niegan a compartir una sola bandera con serbios y musulmanes.

En su mayoría son constructores que trabajan en la empresa Dorignac, contratada para construir los edificios de la Gobernación Militar, a cambio reciben un salario y lugar donde vivir: “Estaban los pabellones de madera… en uno se alojaban los matrimonios con hijos y en los demás había más de 50 hombres solos”.

Entre charla y charla, los croatas que trabajan en la empresa hacen una apuesta con los técnicos: ellos son capaces de construir una casa sin cimientos y sin ángulos… una casa redonda; así nace la Kula en el terreno que tiempo después ocupará la Escuela de Capacitación Laboral y los talleres del diario Crónica.

La Casa Redonda se convierte en iglesia y salón social, cuando los croatas celebran sus fiestas patrias y religiosas. También en gamela comedor cuando Ante Markotic y Marijan Nekic se asocian para dar almuerzo y cena a unos 400 empleados y obreros de la misma empresa.

A los dos, tres años, las familias y los hombres solos van dejando los pabellones a medida que consiguen sus propias casas.

La Kula queda abandonada por unos dos años hasta que el profesor Ilija Juric se instala con su familia y la Casa Redonda se transforma en taller de esculturas.

La Casa Redonda pasa después a dependencia municipal hasta que es demolida para la construcción de un nuevo edificio.

Testimonio de Stefica Nekic de Levang

Fragmentos del libro “Crónicas del Centenario”

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