domingo, 8 de junio de 2025

La mayoría se siente usada y, posteriormente, dejada de lado. En 1982, cuando se planteaba la posibilidad de pasar de dólares a pesos el valor del barril de petróleo, salieron a las calles en nombre de la empresa para que no se tomara dicha medida. El sentido de pertenencia a Petroquímica fue tal que una multitud impidió que se cambiara a la inestable moneda nacional la cotización del barril. Ahora, sienten que la firma les da la espalda sin siquiera darles una explicación coherente

Los ex empleados acuden a la Justicia, pero durante años esperarán un punto final a esta lucha. Las mujeres de los obreros cesanteados tomarán especial protagonismo, al mantener el reclamo vivo, cuando a sus maridos los abata la desazón.

Son ellas las que juntan firmas para que la causa penal se reactive, más de una década después de los despidos. También ellas se entrevistan con cuanto funcionario de turno puedan para plantearles esta particular situación. Cada tanto, saldrán a las calles para explicar cuantas veces sea necesario qué sucedió en abril de 1988.

Doce años después, el juicio no estará definido aún. Entonces, muchos estarán desempleados o acudiendo a ‘changuitas’ para poder conseguir unos pesos. Aun así, subsiste el honor por haberle puesto el hombro a la empresa en sus momentos difíciles. Por ejemplo, Ricardo Ramírez, uno de los cesanteados, asegurará: “Yo sigo teniendo acciones que no he querido vender, no porque me den alguna ganancia, ya que no llega a 8 pesos por año; las tengo porque nos sentimos orgullosos de esta empresa”.

Y, en relación al reclamo judicial, que al 2000 sigue abierto, los ex obreros de Petroquímica coinciden en que “sentimos una gran impotencia, pero al mismo tiempo se mezcla con una esperanza muy grande porque sabemos que nuestro reclamo es justo, se basa en la verdad”

 

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