
El año 1998 significa para Comodoro un cóctel explosivo: uno de los ingredientes es la crisis del precio internacional del barril de petróleo, cuya cotización cae estrepitosamente a lo largo de meses de incertidumbre.
La crisis se acentúa a mitad de año, por diversos factores de índole internacional, que repercuten directamente sobre la cuenca del golfo San Jorge: las operadoras petroleras paralizan equipos de perforación, ya que no les conviene extraer petróleo por el bajo costo que éste tiene.
El sindicato de los petroleros privados saca su protesta a las calles de la ciudad, con importantes movilizaciones para exigir a las autoridades políticas que gestionen planes de perforación de emergencia. Las reuniones se suceden pero no hay resultados, los equipos siguen “bajando” del campo y, con cada uno, al menos 25 familias pierden su fuente de ingresos, mientras que otros 250 puestos de trabajo se resienten en forma indirecta.
Los petroleros redoblan la apuesta y aumentan el grito en la protesta: panfleteadas con cortes parciales de ruta, manifestaciones frente a las administraciones de las operadoras y la toma del edificio Amoco como imagen más clara de la protesta gremial de esos acelerados meses del ’98: el intendente Guinle y el ministro (de Hacienda del Chubut) Retuerto logran negociar una salida con los dirigentes Reynoso, Capurro y Gómez, a fin de deponer la medida y seguir el camino del diálogo con las empresas.
En otro episodio de la crisis, los petroleros marchan hacia Km. 3 y toman la playa de tanques de Repsol YPF, montándose a los tanques de acopio de combustible, hasta donde sube el gobernador Maestro para convencerlos de que depongan su actitud. Las escenas son criticadas por quienes creen ver una exageración de parte de los dirigentes y de las autoridades políticas (más allá del drama real que viven los trabajadores y sus familias), pero dan la pauta de un tiempo marcado por la protesta y una ciudad en ebullición.
A comienzos del ’99, se han perdido unos 1.500 puestos de trabajo en la actividad petrolera, mientras que las autoridades buscan soluciones que dependen de un contexto internacional sobre el que no se puede interferir desde el sur del mundo: el crudo cae a 11 dólares por barril, se cree que el piso llegará a 7 y los más avezados especialistas vaticinan que tardará al menos 3 años en recuperarse.
Mientras tanto, Maestro acuerda con el sindicato planes de empleo transitorio para unos 800 petroleros desocupados, a través de programas de obras públicas, al tiempo que se logra el compromiso de Repsol YPF para el aporte de subsidios por desempleo, como paliativos a la crisis. Provincia ofrece liberar de impuestos a la actividad petrolera, mientras que las gestiones a nivel nacional logran buen resultado y también se logran exenciones impositivas mientras dure la crisis.
Sin embargo, a los pocos meses, el precio del petróleo muestra un repunte sorprendente, pasando de la más grave crisis de los últimos 30 años a valores que superan los 30 dólares, por lo que las perforaciones retoman su ritmo de actividad y, lentamente, se recuperan los puestos de trabajo perdidos durante la crisis.
Fragmento del libro “Crónicas del centenario”