En las décadas del ’30 y ’40, la actividad recreativa es muy intensa y con propuestas para todos los gustos: bailes para festejar el cumpleaños de Hitler, para recaudar fondos para los presos sociales de Berisso y Brasil, para aumentar la clientela en las casas públicas, para festejar el 1º de Mayo, para “esparcir la cultura y fomentar el deporte”, para aumentar los libros de una biblioteca y afianzar vínculos entre los socios de una entidad; en adhesión a campañas nacionales donde se promueve la ayuda a los necesitados de Europa, a los inundados de Santiago del Estero o de Buenos Aires, para despedir a los socios del club de fútbol que marchan a cumplir con el servicio militar o festejar un partido ganado, para recibir el Año Nuevo y más adelante para rendir homenaje a doña Juana Sosa de Canosa, madre del general Perón, en fin… todo el pueblo es una fiesta cada fin de semana, los jóvenes tienen para elegir, los hombres de los campamentos petroleros vienen a divertirse y también, de paso, a buscar una chica para establecer relaciones prometedoras de matrimonio.

