Durante varias décadas, la única puerta de entrada a Comodoro ha sido el mar. Así, quienes llegan por buque deben afrontar la aventura del desembarco, ya sea por el Muelle Maciel, construido en 1908, o el de YPF, incorporado en 1913, preparado en realidad para la recepción de cargas y no de pasajeros. Sin embargo, la necesidad hace que las instalaciones se adapten.
En el Muelle Maciel se cuenta con un guinche que hace más cómodo el desembarco de cargas que son traídas en lanchones desde el buque, fondeado frente a la costa. Además, los mismos lanchones trasladan a los pasajeros, quienes muchas veces deben completar el trayecto hasta la playa mojando sus piernas. Las damas son ayudadas por los estibadores quienes, muchas veces, cargan a los pasajeros en los brazos para llevarlos a tierra firme.
En el muelle de YPF, además del paso a través de una escalera, se utiliza también un cajón elevado por una grúa. En este habitáculo, los pasajeros se sientan y son trasladados desde el buque al muelle, que a su vez cuenta con vías del decauville, un pequeño tren que transporta las cargas petroleras hacia los campamentos.
La construcción del Muelle de YPF demanda un gran esfuerzo para la época, al ingresar con su estructura metálica al mar. Incluso costará la vida de algunos buzos, fallecidos por fallas de sus pesados equipos.
También desde 1910, aproximadamente, funciona el muelle de km 5, construido para descargar los materiales necesarios para el ferrocarril. Hasta éste también ingresan las vías que facilitan el traslado de cargas.
Aunque después de las primeras obras portuarias, el Muelle de YPF continuará siendo utilizado para transporte de pasajeros, ya que las nuevas instalaciones quedan inconclusas y nunca llegan a contar con facilidades para pasajeros. Sin embargo desde 1929 comienza a centralizar la operatoria de cargas, en reemplazo del Muelle Maciel que deja de operar.
Texto extraído del libro “Crónicas del Centenario”