martes, 3 de diciembre de 2024

Los chicos pasan de grado – cada vez más fácilmente- y no pueden reconocer palabras, mucho menos armar y formular oraciones y menos aún, un texto. No pueden expresarse.

Sabemos que la comprensión lectora es una preocupación capital para la sociedad argentina. La sufren los mismos sujetos de la educación, los alumnos, que tarde o temprano advierten que de la buena lectura que incluye, por cierto, la comprensión de lo que se lee, depende que se descubran los mensajes de cualquier texto permitiéndonos no sólo entenderlos, aprovecharlos, sino sentir que se aumenta, se agranda la capacidad de interpretar las cosas y hechos del mundo, pudiendo transformarse así en mejor y gustoso lector.

Los testimonios de la familia, la opinión de los padres, hablan de la angustia familiar provocada por lo que se considera la mayor falla educativa de estos tiempos en detrimento de los hijos. Los chicos no leen ni entienden lo poco que leen, empezando por un teorema.

¿Culpas? Demasiado apego al facilismo de contemplar solamente imágenes, escaso uso de palabras, enamoramiento generacional del teléfono, de la computadora, de la TV. Demasiado apego a los disfrutes fáciles y una filosofía hedonística que ha avanzado y cubierto espacios borrando los del esfuerzo, trabajo y superación .

Lo cierto es que los chicos que ya pasaron de grado – cada vez más fácilmente- no pueden reconocer palabras, mucho menos armar y formular oraciones y menos aún, un texto. No pueden expresarse. Es decir lo que se sufre, en definitiva, es no poder recurrir a la fuente principal de todo aprendizaje, a lo que nos comunica humanamente, la palabra puesta en los diálogos, los libros, discursos, mensajes orales. Mucho menos comunicarse, expresarse.

En nuestro país y según estudios recientes, el 46% de alumnos, empezando por los de tercer grado, no entiende lo que lee, por lo tanto le resulta difícil- sino imposible- localizar información o relaciones presentadas literalmente ni de realizar inferencias a partir de información sugerida, destacada o reiterada. En otras palabras, casi la mitad de los chicos está trabado en su entender.

Últimamente, se conocieron las cifras que destacan que en Argentina, sólo un 14% de los alumnos se encuentran en el nivel más alto de lectura, mientras que el promedio de la región de alumnos en ese nivel es de 21%.

Los datos surgen del informe “Lectura y desigualdad. Comparaciones entre la Argentina y América Latina”, elaborado por el Observatorio de Argentinos por la Educación a partir de los resultados del Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE) 2019 de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Guillermina Tiramonti, especialista en educación, observa:

“Es extraño que en la Argentina, que se construyó como sociedad moderna a partir de su oferta educativa, se descrea hoy del valor de este factor y relegue al analfabetismo a parte de su población”.

Según informes de resultados de pruebas sobre el tema Argentina fue, junto con Guatemala, uno de los dos países que mostraron la mayor caída en términos de variación porcentual de los resultados.

En el otro extremo, Brasil (5,1%) y Perú (4,7%) se destacaron por su mejora, incluso teniendo niveles de Producto Bruto Interno (PBI) per cápita similares al valor argentino.

El estudio plantea que en la mayoría de los países se observa una correlación positiva entre resultados y el nivel de riqueza, pero la Argentina es la excepción: es el país que peor puntaje obtuvo entre otras naciones con nivel similar de ingreso (689). Incluso, varios países con PBI per cápita por debajo de la Argentina han obtenido mejores resultados.

En fin, datos y más datos se suman a la percepción generalizada de que, en nuestro país la lectura ha perdido interés, de que no se cultiva en la mayoría de los hogares, y de que los docentes tampoco le dedican un especial lugar en sus clases, lugar ideal para ejercitarla, corregirla, mejorarla, con la idea básica y esencial de que de la comprensión lectora depende la adquisición de saberes y la ampliación de la propia inteligencia.

La promoción de la comprensión exhaustiva de textos se transforma hoy en una urgencia escolar no sólo por reconocer su fundamental valor sino de otros importantes beneficios ya que es un factor esencial de retroalimentación lectora lo que quiere decir que a mayor lectura comprensiva lograda aumentará el interés por leer.

Leamos más los adultos, que lean más los docentes. Que el entusiasmo lector le gane a las redes y a mensajes de interesado facilismo, con una adecuada valoración y exaltación de sus beneficios. Seguramente crecerá al involucrar al lector en los contenidos que se transmiten y al pensar los mensajes transmitidos y bien entendidos, como una manera de aprendizaje para mejorar la propia vida.

 

POR GLADIS SEPPI FERNÁNDEZ
Docente y escritora.

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