El informe de Hans Steffen, optimismo para Río Pico y baja colonización en valle frío

Buenas perspectivas de Corcovado hacia 1902
“La cuenca de Corcovado poco después de haber sido dada conocer por los viajes de Fontana y Ezcurra y como consecuencia de la población del valle 16 de Octubre por campesinos galeses, fue incorporada a los dominios de la colonización argentina, y sus magnificas haciendas ganaderas, su situación obligada, sus riquezas en madera y su fácil acceso desde el norte y sur, le aseguran sin duda un prospero desenvolvimiento. En los primeros años de su establecimiento los colonos han debido organizar muy a menudo cacería de vacunos bravíos para satisfacer sus necesidades de carne, vacunos que sin duda hoy día vagan aislados en las vecinas montañas boscosas donde nuestra expedición al Palena encontró muchas huellas. Actualmente las praderas están pobladas por grandes manadas de vacunos, caballos y ovejas y una hacienda sigue a la otra. Fuera de la ganadería, se practica también la agricultura aunque en medida restringida; cerca de la desembocadura del río Huemul pude verse en la hacienda de un colono una siembra de trigo que no dejaba nada que desear; también prosperan las hortalizas y frutas. El valle inferior del Corcovado está favorecido climáticamente porque (al decir de los colonos) sufre menos con las nieves invernales, que durante meses obstaculiza la pasada por el valle del río Huemul y por la parte superior que se encuentran más cerca de las divisorias de aguas. La población es en su mayoría formada por descendientes de galeses, ingleses, norteamericanos y alemanes, ya en el año 1902 habían avanzado valle abajo hasta más allá de la desembocadura del rio Hielo; pero el grupo principal reside un poco más arriba frente a la desembocadura del rio Huemul. Algunos viven también en la cuenta superior del Corcovado y a lo largo del camino principal que conduce desde la Laguna Williams hacia la Pampa en dirección este y sud.
Valle Frio, la colonización no ha sido exitosa
“Desde hace tiempo goza de fama de un frio desagradable y de mucha nieve y a pesar de sus admirables pastales, ha sido poblado relativamente tarde y en forma escasa. Bosques y matorrales ocupan todavía gran parte de su superficie y el camino carretero que atraviesa el valle longitudinalmente puede designarse como tal a lo sumo para la mejor época del año. Según dicen los colonos, en los períodos lluviosos y particularmente en la primavera, en la época de deshielo, es extraordinariamente difícil avanzar, aun a caballo, a través de la serie inacabable de pantanos que en ese periodo se forman, tanto en las faldas como en los bordes del río y en las partes más profundas del valle. Los caminos del trozo meridional que conducen todavía largo trecho por un bosque de hayas apenas constituyen una primitiva macheteadura que opone al jinete todos los obstáculos posibles, en forma de troncos atravesados, raíces de árboles, etc”.
Fragmento del libro “Corcovado: historias y recuerdos”, de María Marta Novella