
“Hoy forman parte de nuestro sentido común oír sobre los engaños de los comerciantes a las familias indígenas en la compra-venta de vicios mediante créditos que se toman con la modalidad de prensa agraria. Por esta modalidad de trato comercial, las supuestas deudas se cobraban al principio con lana, seguía con los animales y cueros de la familia, para finalmente sacarle sus lotes. Las implicancias del trato con estos comerciantes fueron variadas y sus efectos desbastadores en la vida colectiva. Así el endeudamiento fue solo uno de los tratos deshonestos que padeció la gente. Casi todas las familias para la década del 1930 o 1940 cuidaban animales ajenos por la presión que ejercían sobre ellas. Estos tratos bajo el rótulo de medianería escondían el abuso de la gente como fuerza de trabajo de sus pastizales y el no pago de impuestos. Otras de las modalidades implementadas implicaron hacer trabajos sin reconocimiento como tales. Hoy recuerdan como a los que llegaban al Ramos Generales, se les hacía enfardar lana, cargar carros o trabajar en la faena de los animales ofreciendo solo bebidas alcohólicas a cambio. ‘La gente siempre le trabajó gratis al turco’ se dice hoy en día en la comunidad. Cuando se producen los primeros desalojos varios jefes de familia como don Mauricio Fermín, trabajaba a destajo para Telleriarte. Hoy Rogelio recuerda que su padre le hacía todos los trabajos solo a cambio de la lana, lana que nunca alcanzó para pagar las cuentas que el mismo Telleriarte le generaba en su negocio de Ramos Generales. En otro momento de esta historia de la familia dicen que, como producto de su explotación como mano de obra barata, llegaron a encerrar pobladores de forma clandestina. Época en la que arrean animales yeguarizos para llevárselos al Maitén. Incluso hubo en la comunidad muertes nunca esclarecidas de pobladores del lugar por parte de los comerciantes. Por estos tiempos también quemaron y tiraron abajo las casas de varias familias. Con la llegada de los puesteros de Breide y de El Kasen apelan a nuevas estrategias para someter a las familias. Las acusan ante la Compañía de robarles animales, así mismo para hacerlas pelear entre sí, dicen a uno, que sus propios parientes les roban animales. También inician denuncias ante la Justicia, por causas de abigeato, sin pruebas, provocando múltiples inconvenientes. Llenan de tropiezos y afligimientos la vida de la gente en el lugar”
Fragmento del libro “Lelek Aike”, de Liliana Pérez