Los ciclos de inversión externa en la Argentina se concentran en tres períodos. Desde 1862 a 1875, inicio de la presidencia de Mitre hasta el primer año de Nicolás Avellaneda. El segundo es el de 1881, inicio de la primera presidencia de Roca hasta 1890. El tercero de 1903 a 1914.
El fenomenal avance que tiene lugar en la Argentina una vez lograda la unión nacional con los acuerdos entre Mitre y Urquiza y que tendrán aún mayor impulso con la ocupación del territorio y la consolidación del estado nacional en 1880, fue posible por la habilidad de la dirigencia de lograr una corriente inversora importante, la mayor de la región.
En los primeros años las inversiones, como también los préstamos a los gobiernos, llegaron desde Londres. Así era en todo el mundo, préstamos, inversiones, y las exportaciones industriales tanto de bienes de capital como de consumo tenían ese origen por la ventaja que le daba haber sido los pioneros en la revolución industrial y no haber sufrido las pérdidas de las guerras europeas concluidas en Waterloo.
A mitad del siglo XIX las inversiones en el exterior estaban concentradas en Europa. Gran Bretaña con 2750 millones de dólares (valor 1980) y Francia con solo 500 millones eran los únicos exportadores de capital.
Entre 1850 y 1913 la expansión del comercio internacional y de la inversión externa tienen un crecimiento fenomenal. La revolución industrial se extiende, la navegación a favor y la construcción de ferrocarriles se expande desde Inglaterra a Europa, los Estados Unidos, América del Sur, La India, Australia. En 60 años el comercio internacional crece un 1100% y las exportaciones de capital, como inversión o préstamos en un 1600%.
En 1880 desde Londres se habían colocado 7500 millones, los franceses ahora habían invertido y prestado unos 3500 millones y aparece Alemania con 1200 millones, cifras que en 1913 se elevan a 20 mil millones de dólares (valor 1980) de los ingleses seguidos por los franceses con diez mil millones, Alemania con seis mil millones y aparece Estados Unidos, durante el siglo XIX el mayor receptor de inversiones y empréstitos británicos con 3500 millones. También otros países de Europa continental aportan capitales como Bélgica, Holanda, Suiza, Austro Hungría, Italia, con casi ocho mil millones en conjunto.
Los ciclos de inversión externa en la Argentina se concentran en tres períodos. Desde 1862 a 1875, inicio de la presidencia de Mitre hasta el primer año de Nicolás Avellaneda. El segundo es el de 1881, inicio de la primera presidencia de Roca hasta 1890. El tercero de 1903 a 1914.
En la presidencia de Mitre, luego de la regularización de la deuda con Baring Brothers concluyendo 30 años de morosidad, se obtuvo un empréstito que permitió financiar la guerra del Paraguay y algunas obras del estado nacional en formación y se logran las primeras inversiones como el ferrocarril Sud, el de Campana y el Central Argentino entre Rosario y Córdoba que dará impulso al desarrollo agrícola de esa región y permitirá viajar sin peligro de ataque de indios entre esas ciudades.
En el gobierno de Sarmiento se contrata el empréstito que posibilita iniciar por cuenta del estado, ante la retracción de la inversión privada, el ferrocarril al norte y el andino hacia Cuyo desde Córdoba.
En el período que coincide con el gobierno de Roca se potencia la corriente inversora, en especial en ferrocarriles y a diferencia de los primeros sin garantía estatal. También ya se diversifican el origen de los empréstitos al gobierno nacional y a las provincias que inician su acceso al mercado. La banca francesa será la que intervendrá en la colocación de títulos en esa presidencia de Roca y llegan inversiones alemanas y belgas.
Estos dos ciclos de la Argentina como receptor de financiamiento y de inversiones concluyen en 1875 como resultado de la crisis desatada un año antes por la quiebra de empresas ferroviarias estadounidenses con fuertes deudas en la banca londinense.
En la década del noventa hay una crisis internacional y nuestro país incide en la misma por la quiebra de Baring Brothers que había prestado en demasía a las provincias que llegaron a cuadriplicar sus presupuestos con sus bancos garantidos. Incluso cae el Banco de la Provincia de Buenos Aires.
Entre 1903 a 1914, la corriente inversora fue dos veces superior al volumen recibido entre 1881 al 90. Las inversiones se diversifican tanto en el origen, aparecen las primeras estadounidenses y las inglesas ahora son poco menos de la mitad, como en el destino. A las ferroviarias se suman las industriales, transportes urbanos, agropecuarias, inmobiliarias, usinas eléctricas. El país tiene superávits importantes en la balanza comercial y el cumplimiento de sus obligaciones, incluso en las crisis de 1874 y 1890 posibilitan una continua baja de la tasa de interés de la deuda pública.
La primera guerra provoca el fin de esta etapa, la guerra consume el dinero que se destinaba a las inversiones y el país soporta una crisis dura que se prolonga hasta el fin de la guerra.
Por Roberto Azaretto para Los Andes. El autor es presidente de la Academia Argentina de la Historia e integrante de la Comisión Directiva del Instituto Argentino de Historia Militar.