El “maestro del bandoneón”, como lo conocemos todos, nació el 7 de diciembre de 1932 en una chacra perteneciente a la zona de 28 de Julio. Melvin, como lo llamamos nosotros, lleva el apellido de su madre, una galesa nacida en Gran Bretaña que se radica en la zona junto a sus padres en 1911, cuando apenas contaba con dos años de edad.
En un diálogo informal, el músico contaba parte de su historia, que no es diferente a la de tantos lugareños que han tenido que sortear dificultades de distinta índole para cumplir con su proyecto de vida. Melvin nació sin dudas para ser bandoneonista, con sus acordes han danzado varias generaciones. Durante mucho tiempo, los vecinos oían día a día sus prácticas constantes por las tardecitas cuando culminaba sus tareas en la chacra.
Melvin nos relataba con orgullo que en aquella época “comíamos lo que se producía en la chacra: verduras, legumbres y frutas especialmente papas, garbanzos, porotos, zapallo y otras de hojas verdes. La carne era escasa, se comía mucha martineta, liebre y otros animalitos que se cazaban en la zona…”.
Comenzó a trabajar a los 14 años, aun siendo niño debió salir a trabajar para ayudar a su madre y solventar sus propios gastos, muy pronto descubre que un “porteño” recién llegado a la zona daba clases de bandoneón, no lo pensó demasiado y comenzó a asistir a sus clases. En ese momento, no imaginaba que llegaría a ser el animador absoluto de los bailes en la zona comandando una orquesta propia. “Mi primera presentación fue en 28 de Julio, recuerdo que fue para un Baile del Agricultor, yo y otros muchachos habíamos ido a bailar pero resulta que la orquesta que se había contratado no pudo llegar no sé por qué razón, entonces la gente de la comisión organizadora me preguntó si me animaba, improvisamos ahí nomás un grupo con otro guitarrista y tocamos toda la noche… fue un éxito… a partir de allí nos empezaron a contratar”.
La orquesta de Melvin era contratada para todos los eventos que se realizaban en la localidad y en zonas cercanas, realizando cuatro presentaciones de media hora de duración por noche. A lo largo de sus 56 años como músico no ha variado demasiado su repertorio, siempre apostó con éxito al vals, paso doble, tango y por qué no al chamamé y alguna tarantela. Como músico cuanta con 15 canciones de su autoría pero nunca sacó a la venta ningún material discográfico, por los elevados costos.
Fragmentos del libro “La historia a través de las palabras”, del Instituto Williams Morris