viernes, 11 de octubre de 2024

Gaza entra en su tercer mes de guerra y el ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, declaró a la cadena ABC que espera que la compaña militar continúe con la intensidad actual durante dos meses más, para dar luego paso a «varios meses de operaciones de limpieza en las que el ejército eliminará bolsillos de resistencia terrorista». Tras una frágil tregua de una semana, en la que se produjeron intercambios diarios de presos palestinos por rehenes israelíes en manos de Hamás desde el 7 de octubre, la prioridad ahora del ejército es acabar con el grupo islamista y, además de los duros bombardeos, combate calle por calle en los grandes feudos de Hamás como Yabalia y Shejaija, al norte, y Khan Younis, al sur de la Franja.

El cambio de estrategia ha provocado el malestar de las familias de los cautivos, que exigen al gobierno que la prioridad sea traer a sus seres queridos sanos y salvos de vuelta a casa y no Hamás. Gallant se refirió a ellos en su intervención en ABC y les dijo que «lo único que entiende Hamás es la fuerza (…) sólo con fuerza, eventualmente, te darán algo».

El responsable de Defensa se refirió también a las medidas que toman para no causar víctimas civiles y señaló que «nuestra guerra es contra Hamás, no contra el pueblo palestinos». Estas declaraciones chocan con el día a día de una operación en la que «no hay lugar seguro en Gaza», según la ONU, y que ya ha costado la vida a más de 16.000 personas, la mayoría mujeres y niños, en base a los datos del ministerio de Salud

Con todos los ojos puestos en el avance militar en el sur, donde Israel sitúa ahora a los líderes de Hamás, Jabalia vivió una nueva jornada de violentos combates. En uno de ellos falleció el sargento Gal Meir Eisenkot, de 25 años, hijo del ex jefe del ejército y actual miembro del gabinete de guerra, Gadi Eisenkot. Fue la baja número 89 del ejército desde que comenzó la invasión terrestre.

El campo de refugiados de Jabalia, donde estalló la Primera Intifada en 1987, es uno de los lugares donde el brazo armado de Hamás está más preparado y la lucha no ha parado en estos dos meses. Después de una jornada de intensos combates, los soldados ordenaron salir de sus casas a los vecinos en un área del norte vecina a Beit Lahia. Una vez en la calle, separaron a los hombres de las mujeres y niños. A los primeros les desnudaron, ataron los manos, vendaron los ojos y llevaron en camionetas para interrogarles. A las mujeres y niños los enviaron a una de las escuelas de la ONU que se mantienen como refugios

Imagen difundida por ‘Haaretz

El ejército distribuyó las imágenes de este numeroso grupo de palestinos semidesnudos y familiares y amigos fueron identificando a algunos de ellos como al periodista Diaa Al-Kahlout, responsable del diario Al-Araby Al-Jadeed. Al cierre de esta edición el ejército no había realizado ningún comentario sobre las imágenes de las detenciones masivas. Los medios israelíes presentaron a los palestinos como «posibles sospechosos de Hamás» que se habrían rendido a las fuerzas armadas. En los últimos dos meses no se habían difundido imágenes de este tipo.

Reapertura de Kerem Shalom
La guerra parece que durará al menos dos meses más con el nivel actual de intensidad y desde Naciones Unidas insistieron en que «debe detenerse de manera inmediata». El coordinador humanitario del organismo internacional, Martin Griffiths, declaró que «lo que tenemos en este momento en Gaza… es, en el mejor de los casos, oportunismo humanitario», pero no una «operación humanitaria». Griffiths lamentó que «no tenemos ningún sentido de claridad de planificación, ningún sentido de lo que sucederá mañana y, para ser claros, ninguno de nosotros puede ver dónde terminará esto».

Uno de los pequeños logros conseguidos por la ONU en las últimas horas ha sido el anuncio de Israel de su disposición a reabrir el paso de Kerem Shalom para los camiones de ayuda humanitaria por primera vez desde el inicio de la guerra.

Organizaciones de derechos humanos como la israelí B’tselem recordaron a su gobierno que «debe permitir la entrada de ayuda humanitaria a la Franja de Gaza de inmediato, no sólo porque es lo correcto desde el punto de vista moral, sino también porque es un deber según el derecho internacional humanitario que se ha comprometido a respetar. La entrada de ayuda humanitaria no puede estar sujeta a ninguna condición, incluida la liberación de los rehenes, como ocurrió durante el alto el fuego, cuando Israel permitió la entrada de más camiones como parte del acuerdo de liberación de rehenes con Hamás».

Israel mantiene desde hace dos meses el bloqueo por tierra, mar y aire y la crisis humanitaria es una «estrategia implementada por Israel que busca que más de dos millones de personas presionen a Hamás», según B’tselem. Un castigo colectivo en toda regla que «castiga a los residentes por acciones que no cometieron y en las que no participaron. También está claro que no tienen forma de ejercer influencia sobre los responsables de estas acciones para liberar a los rehenes», opina la organización israelí. Los civiles de Gaza pagan el precio de la masacre de Hamás en los kibutz vecinos a la Franja el pasado 7 de octubre mientras los milicianos esperan en los túneles la orden para atacar al enemigo.

Fuente: ABC

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