martes, 3 de diciembre de 2024

Enrique della Croce fue uno de aquellos maestros que, no solo se internaron por las sinuosas huellas de la meseta patagónica para educar niños campesinos, sino que antes con los vecinos cortaron adobes para levantar el aula. Así a comienzos de la década del veinte, luego de algunos años de actuación en las escuelas del Valle Inferior, cumple una tarea encomiable en escuelas rurales del Departamento Telsen , en la nº 63 de Chacay y en la nº 95 de Telsen, para luego afincarse definitivamente junto al mar, en la pintoresca localidad de Camarones. Allí junto con los vecinos logró concretar una gran aspiración: instalar un internado escolar. Allí se radicaría para siempre, luego de alcanzar la jubilación.

DE LA CIUDAD DE LA PLATA A LA PATAGONIA

En la ciudad de La Plata, lugar de su nacimiento, recibió la designación de maestro en la Escuela Nº 34 de Gaiman, Chubut. Ocurrió en el año 1917. La comunicación la  firmada – como era de estilo por entonces -, el propio Presidente del Concejo Nacional de Educación Dr Pedro Arata. No podemos dejar de señalar que en el Consejo de Educación participaba entonces, un hombre que tanto hizo por la Patagonia, Don Francisco Pascasio Moreno.

Al partir hacia la Patagonia Don Enrique della Croce, ya se había casado con Enriqueta Woodley hija de una familia del valle del Chubut, seguramente esto influyó para que optara por instalarse en el sur.

Luego de desempeñarse dos años a partir de su arribo en 1917, en Gaiman, pasa a dirigir la escuela nº 4 de La Angostura, distante unos diez kilómetros. Entre abril de 1921 y agosto de 1922, se desempeña como Director de la escuela Nº 7 de Treorky paraje vecino a Gaiman siempre en la zona de chacras.

Designado Director se hace cargo en noviembre de 1923, de la escuela nº 63 de Chacay, donde va a permanecer hasta agosto de 1928. Esto marca el inicio de su actuación en el difícil campo de la educación rural. Allí debe enfrentarse a una problemática distinta, compleja , aspectos que superan lo estrictamente educativo pero que tiene que ver con el desarrollo y felicidad de los niños, pero que atrapan y desvelan al docente. Todo conspira para que el maestro alcance medianamente los resultados a que aspiran sus esfuerzos y privaciones. La concurrencia regular de la mayoría de los alumnos no deja de ser una utopía. Distancias, clima, falta de medios, son factores adversos, no fáciles de resolver y, frente a los cuales se estrellan las más fervorosas prédicas docentes.

Della Croce se enfrenta en Chacay con la cruda realidad de la problemática educativa de las escuelitas rurales de la época. Comienza como tantos a levantar paredes de adobes para mejorar el precario local.  El maestro se multiplica en procura de soluciones frente al duro problema social en que vive una población diseminada en el paraje en condiciones realmente paupérrimas. La población escolar padece necesidades primordiales como alimentación, abrigo, salud que se antepone al hecho educativo .La sensibilidad docente se angustia ante una situación de desamparo social, que en gran medida no está en sus posibilidades resolver. Lo sabe pero no renuncia, a la lucha por mitigarlos, allí aparece en innumerables casos el más valioso de los colaboradores, la esposa, docente o no, que con vocación de madre se desvive por mitigar el frío, el hambre y la enfermedad del niño campesino.

De esta tarea en el interior chubutense, participó con empeño y responsabilidad Enrique della Croce, a partir de su desempeño en Chacay, la prosiguió en Telsen y culminó en Camarones.

DIRECTOR DE LA ESCUELA Nº 23 DE CAMARONES

Cuando Enrique della Croce se hizo cargo de la Escuela nº 23 de Camarones el 24 de marzo de 1936, la localidad era un pequeño pueblo. Pese a su reducida población Camarones contaba con antiguas familias que con su largo arraigo le daban características propias de las comunidades con tradición, e historia lugareña. El entonces experimentado docente trabajó hasta su jubilación sin que nada menguara su entusiasmo y dedicación. Su actuación quedó jalonada con una obra que además de constituir el broche de oro de su trayectoria docente, sirvió para demostrar el espíritu solidario y altruista que aún sigue caracterizando al pueblo de Camarones. Los duros años de docencia en el medio rural, habían generado en su espíritu una permanente preocupación por aquellos niños que, dispersos en vastas zonas no podían concurrir a la escuela. Se trataba de una verdadera discriminación para con los hijos de aquellas familias campesinas.

Fueron los extraordinarios maestras rurales que frente a la cruda realidad que les tocaba vivir, proponían y ensayaban cuanto recurso podía aportar soluciones. La escuela buscaba cubrir hasta donde podía el área que rodeaba su emplazamiento. Sus ambiciones iban siempre  mucho más allá de lo que oficialmente se fijaba como “radio escolar” (5 Km). Siempre quedaban muchos niños que no podían asistir a la escuela.

La residencia de los niños acompañados por algún familiar en pecarías viviendas levantadas en el predio de las escuelas, durante el período lectivo fueron el origen de las llamadas Aldeas escolares. Previo a los ensayos de concentrar los niños en la escuela , se instituyó el Maestro o Escuela Ambulante (entre 1914 y 1925). La escuela alternaba su funcionamiento entre dos emplazamientos, en períodos de cuatro meses  y medio cada uno. El maestro debía trasladarse entre ambos emplazamientos con el material de enseñanza.

Es justo señalar que muchos docentes rurales de Chubut, en aquellas épocas que nos estamos ocupando, improvisaron albergues y pequeños internados, buscando atender a aquellos niños que por distancia no podían concurrir a clases.

Don Enrique della Croce maestro rural por excelencia, llegó a Camarones después de haber vivido por largos años la dura realidad de la educación de la niñez campesina. Le obsesionaba la discriminación que sufría al no poder a la escuela al no existir alguna a la que pudiera concurrir desde su hogar campesino. La escuela nº 23 era de Categoría Infantil. Se clasificaba así porque además de Director contaba por lo menos con un maestro. La escuela era casi tan antigua como la población.

EL INTERNADO ESCOLAR

Era muy grande la preocupación de Don Enrique della Croce por los numerosos hijos de campesinos que por razones de distancia quedaban marginados del derecho a la educación. En el Departamento Ameghino, vivían familias numerosas en condiciones de extrema pobreza y abandono. En viviendas improvisadas, mal vestidos y peor alimentados.  Muchos niños crecían desprovistos de los más elementales servicios asistenciales. No hay escuelas y la dispersión de las familias, la falta de fuentes de trabajo, determina la imposibilidad de brindarles educación a través de la escuela común.

Don Enrique imagina la posibilidad de albergar a esos niños en edad escolar allí, en el pueblo de Camarones, donde además de brindarles abrigo, alimentación y cuidados para la salud, pudieran asistir regularmente a la escuela local.

Camarones entonces y siempre por sus sentimientos de un pueblo hospitalario, solidario, siempre dispuesto a colaborara con las obras de bien público, recoge con entusiasmo la propuesta del Director. Fue así como la historia del internado escolar comienza de esta manera:

“el 14 de Junio de 1942, los vecinos firmantes señores: Fernando Roberts; Dr Vicente De luca Muro; Benito Gil; Juan Albertella; Fernando Prébuco; Román Bertoldi; Ramón Mairal y Ramón José Elgorriaga, respondiendo a una invitación del señor Director de la Escuela Don Enrique della Croce cambian ideas en el local escolar acerca de la instalación de un internado escolar”.

El próximo paso fue la constitución de la “Comisión Pro-Internado Escolar de Camarones” La primera Comisión Directiva la integran los siguientes vecinos: Presidente Fernando Roberts; Vicepresidente: Vicente De Lucca Muro; Secretario: Amadeo Carella; Prosecretaria: Rosa Zapata; Tesorero : Benito Gil; Protesorero: Ramón Mairal; Vocales: Juan Roberts, Juan Albertella, y Bernardo Trebuc.

Lograr un local para instalar el internado, no fue fácil. Se comenzó alquilando una antigua casa que ocupara la comisaría de policía. Se inauguró con veinte niños. Para mantenerlos se contó con los portes del vecindario; la comisión de fomento local; la sociedad rural de Camarones; establecimientos ganaderos de la zona; firmas comerciales de Trelew y Comodoro Rivadavia ; el Torpedero “San Luis” unidad e la Marina de guerra padrino de la escuela Nº 23.

Resulta interesante destacar el informe con motivo de la visita a la localidad del legendario Inspector de la Comisión Nacional de Ayuda Escolar, Doctor Julián del Campo Wilson, Médico que recorría una a una las escuelas de la Patagonia interesándose por la alimentación, la salud de los alumnos y coordinando acciones de apoyo a través de la Comisión que representaba. Expresaba el Inspector en su escrito: “Camarones 24 de abril de 1944. En la fecha he visitado esta escuela en mi carácter de Inspector de la Comisión Nacional de Ayuda Escolar, llamándome la atención la gigantesca obra en la que se hayan empeñados el Director de la escuela nº 23 , Sr Enrique della Croce, la Comisión Pro-Internado y la Cooperadora Escolar. La importancia de la obra en construcción demuestra la magnitud de lo proyectado, que ha de ser sin lugar a dudas, la de mayor importancia que se ha realizado en el interior del país SIN AYUDA OFICIAL. Los beneficios que desde ya prestan a los escolares de la zona pueden apreciarse al observar el estado de los niños alojados en instalaciones provisorias. NI PUEDE DUDARSE DE LOS ACTIVOS Y DESINTERESADOS VECINOS…”.

En 1944 la localidad de camarones quedó incluida dentro de la Gobernación Militar de Comodoro Rivadavia. La Gobernación Militar se caracterizó por un sostenido ritmo de realizaciones, dentro de un importante plan de obras, dentro del que se incluyó la construcción de numerosos edificios escolares. Así fue como en Camarones se inauguró en 1951 un moderno edificio de la escuela nº 23 ubicado en la misma manzana que con tanto empeño la población había construido el Internado escolar.

Luego de jubilarse, en 1947, no regresa a su terruño, la ciudad de La Plata. Aquel pequeño pueblo frente a la bahía azul, se había convertido en el territorio de sus afectos. La proverbial hospitalidad de la comunidad camaronense lo había atrapado definitivamente. El 17 de julio de 1967 la tierra patagónica lo acogió en su seno para siempre. Recordar a Don Enrique della Croce es una historia lugareña. Su nombre figura junto al de aquellos antiguos vecinos con quienes compartió la noble inquietud de trabajar por el bienestar y la felicidad de los niños chubutenses.

Texto tomado de: “HISTORIA DE VIDA DE MAESTROS CHUBUTENSES“. SERIE “RESCATE”

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