El pasado 6 de julio, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) realizó el lanzamiento de la publicación titulada Extracción e industrialización del litio. Oportunidades y desafíos para América Latina y el Caribe. Una idea central que hemos planteado en este documento es que el acelerado crecimiento de la demanda futura de minerales críticos, que se espera vinculada con la transición hacia la electromovilidad y las energías renovables, abre oportunidades para que América Latina y el Caribe (ALC) impulse una agenda de desarrollo en torno a la explotación del litio.
La lucha contra el cambio climático es el principal motor que hace disparar la demanda actual y futura del litio y otros minerales críticos. Las tecnologías de energía renovable variable o intermitente y la electromovilidad son intensivas en minerales puesto que requieren de una mayor masa y número de ellos. De acuerdo con la Agencia Internacional de Energía, la demanda de litio podría multiplicarse por 42 en 2040, en el escenario de Desarrollo sostenible conforme con el cumplimiento de los objetivos del Acuerdo de París.
Por su elevado nivel de recursos y reservas de litio, la región está llamada a convertirse en un actor mundial clave en esa industria. El 56% de los recursos mundiales de litio se concentran en el denominado triángulo del litio, compuesto por la Argentina, Bolivia (Estado Plurinacional) y Chile.
Con esta proporción de los recursos mundiales identificados, no es sorpresa que ALC sea ya un actor importante en la producción mundial de litio, con una participación de cerca de un tercio del total. En 2021, Chile representó el 25% de la producción mundial, Argentina el 6%, y Brasil cerca del 1%. Ese mismo año, los cuatro mayores productores de litio a nivel mundial (en orden de importancia, Australia, Chile, China y Argentina) concentraron más del 96% de la producción mundial. Esto ha motivado a los países productores de baterías de iones de litio a incluir este mineral en sus listas de minerales críticos.
China, los Estados Unidos y la Unión Europea lideran la industria de la electromovilidad y cuentan con una serie de políticas que buscan asegurar el suministro de minerales considerados críticos para la transición energética. A su vez, en ALC el recurso es considerado estratégico en Argentina, Bolivia, Chile y México, por el potencial para promover el desarrollo socioeconómico, la agregación de valor y los encadenamientos productivos. Sin embargo, el desempeño productivo actual de ALC no refleja el potencial que tiene, por lo que es necesario que los países aceleren el paso en la explotación de este recurso y promuevan una agenda de desarrollo productivo en torno al litio y otros minerales críticos.
En los próximos años, esta agenda productiva en los países de la región ricos en recursos de litio presentará oportunidades, pero también desafíos y amenazas. Las oportunidades más inmediatas para la región son las que se originan en las actividades de extracción y refinamiento del litio: crecimiento de las exportaciones, generación de empleo, incremento de la recaudación fiscal y creación de eslabonamientos productivos aguas arriba.
Por su parte, los desafíos tienen relación con el hecho de que la ampliación de la participación en los segmentos aguas abajo de producción de celdas y baterías de iones de litio estaría íntimamente vinculada con el desarrollo de una industria de vehículos eléctricos de gran escala en la región, y requeriría de financiamiento elevado, acceso a otros minerales considerados críticos y competencias humanas y tecnológicas.
La explotación de litio tiene también desafíos de naturaleza socioambiental, derivados principalmente del consumo de agua en los procesos extractivos en zonas que enfrentan alto estrés hídrico, el impacto sobre la biodiversidad y las actividades económicas tradicionales de grupos sociales que habitan cerca de los salares. Para eso, la industria del litio requerirá, por un lado, de regulaciones y estándares más estrictos que aseguren la sostenibilidad de la actividad, y, por otro lado, la innovación tecnológica de métodos de extracción más eficientes en el uso de agua y de menor huella ambiental en los salares. Asimismo, es necesario mejorar la gobernanza social y ambiental para garantizar la participación social, la transparencia, el beneficio de las comunidades, la minimización de los impactos ambientales y una mejor gestión de la conflictividad y la licencia social para operar.
La principal amenaza es la posibilidad de desarrollo de tecnologías alternativas de baterías que sean menos intensivas en el uso de litio o que no lo utilicen del todo, así como el desarrollo de oferta de litio en otras regiones y países, lo que sugiere que la explotación del litio es posiblemente una ventana de oportunidad con horizonte limitado en el tiempo, por lo que los países deben agilizar sus proyectos de extracción e industrialización. Sin embargo, no es sencillo ponerle un plazo a esta ventana de oportunidad, ya que está sujeta a un alto grado de incertidumbre tecnológica.
Finalmente, la cooperación y la integración regional son instrumentos importantes para reforzar las oportunidades de industrialización de minerales estratégicos y el desarrollo de cadenas regionales de valor, en especial de tecnologías para la transición energética y la electromovilidad. Hay un amplio espacio para el fortalecimiento de la posición de la región frente a la demanda de los países industrializados en el marco de la gobernanza global; la agenda regional de desarrollo productivo en torno a los minerales estratégicos; la promoción de un mercado de la electromovilidad y de energías renovables que contribuya a impulsar el desarrollo de capacidades industriales regionales para la producción de baterías y sus insumos; el acuerdo de contenidos comunes en las regulaciones ambientales y sociales para evitar la competencia regulatoria a la baja; y el intercambio de conocimientos y experiencias.
ALC tiene una gran oportunidad de aprovechar el auge del litio y otros minerales críticos para acelerar la transformación de su estructura productiva, crear prosperidad y empleo, y alimentar la transición energética, la electromovilidad y el desarrollo sostenibles no solo propios sino del mundo.