No hubo margen para la especulación ni las sospechas de fraude. Apenas dos horas después de cerrarse los colegios electorales y con apenas el 87 % escrutado, el anarcolibertario Javier Milei, candidato de la coalición La Libertad Avanza, aventajaba en casi 12 puntos al peronista Sergio Massa
En un ejercicio poco habitual en los últimos tiempos en la política latinoamericana, Massa se dirigió a los medios argentinos para dar por bueno el resultado y felicitar a su oponente, al que no dudó en calificar como «presidente de todos los argentinos». De esa forma, el peronismo se despedía de un poder que durante las últimas semanas aspiraba a mantener a pesar de la crisis económica galopante y a la sucesión de escándalos de corrupción que afectaron al núcleo más duro del Gobierno presidido por Alberto Fernández.
Massa, que había ganado la primera vuelta el pasado mes de agosto, no pudo sostener el empuje de la derecha, agrupada en torno a Milei tras moderar este su discurso y ofrecer integrar en su próximo gabinete a Patricia Bullrich, candidata de la derecha tradicional.
El nuevo presidente argentino, que tomará posesión de manera oficial el 10 de diciembre, también pudo capear los llamamientos al voto útil de su rival, que intentó trasladar la parta más agresiva del anarcolibertario, firme defensor de la reducción de los subsidios y del papel del Estado, como una amenaza para las clases más populares, tradicionalmente vinculadas al peronismo.
Ese intento de movilización contra Milei, que funcionó parcialmente en la primera vuelta, resultó fallido este pasado domingo, ya que tropezó con la desmovilización de una gran parte del electorado, a pesar de que en Argentina es obligatorio el voto.
La participación en la jornada electoral rozó apenas el 78 %, según el dato proporcionado por la Cámara Nacional Electoral, aunque el porcentaje puede aumentar, ya que la legislación electoral estipula que quien esté en la fila a la hora del cierre podrá ejercer su derecho. En la primera vuelta votó el 74 por ciento, según los datos oficiales.
Este dato de participación es sensiblemente inferior al 77,6 % de las elecciones generales del 22 de octubre, cuando se elegían también a los representantes en el Poder Legislativo. La participación en las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del 13 de agosto en cambio fue del 31 por ciento, un récord histórico.
Las encuestas apuntaban también a un aumento de la participación y habían indicado que un incremento de los votantes beneficiaría al candidato ultraderechista, Javier Milei. El récord de participación desde la restauración democrática fue precisamente en las elecciones de 1983 y 1989, las primeras y segundas tras la dictadura, cuando votó más del 85 por ciento del padrón. El mínimo fue durante la crisis económica y política de 2001, cuando bajó por debajo del 80 %.
Los primeros resultados llegados de los países con husos horarios más adelantados confirmaban todas las tendencias: tanto la participación por debajo de lo esperado por el peronismo como el respaldo mayoritario a Milei, un outsider en la política argentina que ahora tendrá que gobernar.
Fuente: La Voz de Galicia