miércoles, 4 de diciembre de 2024

El Gobierno empieza a mirar cada vez con mayor preocupación los efectos del clima sobre algunas producciones. La sequía, sobre todo, pega cada vez más fuerte sobre los granos, a tal punto que las últimas estimaciones ya hablan de pérdidas de ingresos cercanos a los u$s 4800 millones, solo si se toma en cuenta el trigo.

Y aquí la problemática se plantea por dos aristas ya muy repetidas en los últimos tiempos: reservas y precios

Esto tiene que ver con que mientras el verano pasado se habían levantado unas 23 millones de toneladas, la falta de agua llevará a que este apenas se toquen las 11 millones de toneladas.

A esto habrá que sumarle también lo que pueda ocurrir con el maíz y, sobre todo, la soja, sin dudas el grano estrella.

“Todavía no conocemos el impacto que tendrá la sequía sobre el maíz y la soja, que de hecho se sembraron muy tarde porque no había humedad para hacerlo. La esperanza era poder realizarlo, al menos en enero-febrero, pero las previsiones son que hasta febrero continuaría la sequía, por lo que el impacto también se podría dar en estos cultivos, sostuvo a El Cronista David Miazzo, economista jefe de la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA).

Y agregó: “Esto sería en aquellos lugares donde los productores decidan hacerlo, porque la realidad es que febrero puede no ser lo más atractivo. Esto se traducirá en menor superficie sembrada y menores rindes. Pero hoy realizar cálculos en cuanto a un menor ingreso es muy complicado”

De acuerdo con las previsiones, los granos aportarían este año u$s 40.000 millones en exportaciones, aunque ahora todo está por verse.

LA INQUIETUD POR LOS PRECIOS
El de los precios es otra gran preocupación. La menor producción se traducirá en menor oferta, lo que podría generar un incremento en los costos finales de algunos productos. Al tratarse de cuestiones climáticas, el Gobierno entiende que no tiene demasiado por hacer, aunque sí estará atento a los movimientos de algunos productos esenciales, como la carne, el pan o la leche.

De acuerdo con datos de FADA, la incidencia del precio de los productos primarios -como el trigo y el maíz- sobre los valores finales no es alto, pero desde el Gobierno vuelvan a apuntar sobre “los especuladores”, que intentan sacar provecho de cualquier movimiento de este tipo.

Por ejemplo, la incidencia del trigo en el pan es del 13%, aunque según FADA este producto aumentó $ 118 en los últimos seis meses, el valor de esa materia prima subió 59%. “Aumentó por efecto del trigo $ 16 y por otros factores $ 102”, analizó.

Miazzo apuntó que en el caso del trigo lo que se podría ver es una complejidad extra ya que, a la reducción de la producción, se le deberán sumar algunos compromisos de exportaciones que ya habían tomado algunos productores, previendo un volumen mayor al que finalmente habrá.

EL CASO DEL MAÍZ
El caso del maíz es diferente. Se utiliza en su gran mayoría para alimentar a cerdos, pollos y ganado vacuno, y tiene una incidencia variada según cada caso.

El caso de los pollos es el más notorio, ya que afecta al 20% del producto final, aunque luego baja al 10% en el caso de la leche y al 7% en la carne vacuna.

Aquí los problemas se podrían dar sobre todo entre febrero y marzo, cuando se notará una merma importante en la oferta de maíz.

Otro de los puntos que inquieta al Gobierno es el efecto sobre la actividad económica, sobre todo en aquellos lugares del interior donde el vínculo entre el campo y la actividad agropecuaria es más fuerte y directo.

Aquí es donde el Gobierno intentará -como ya anunció el ministro Sergio Massa hace algunos días- avanzar sobre diferentes incentivos para los productores, aunque el éxito de esto también dependerá de las condiciones climáticas.

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