Cada 25 de abril se repite la misma letanía en los pueblos de nuestro vecino del Mediterráneo. Los italianos se reúnen alrededor de mesas llenas de comida y barbacoas cargadas de carne y, una media docena de veces, entonan el ‘Bella Ciao’ con la mano derecha en el corazón. Al menos, así lo confirmaba hace un par de años el ‘Financial Times’. Es la mejor forma de celebrar el día de la liberación de Italia y, por ende, el final de la Segunda Guerra Mundial. Para un país asfixiado por la férrea bota de Benito Mussolini y que participó en el conflicto del lado del Eje, esta canción supone casi una expiación.
El tiempo es juez y pone a cada uno en su lugar; eso es innegable. Desde que fuese utilizado por la resistencia italiana en la Segunda Guerra Mundial, el ‘Bella Ciao’ ha adquirido un marcado perfume antifascista. El mismo presidente italiano, Sergio Mattarella, lo entonó el pasado abril para condenar la invasión rusa de Ucrania. Allá por los sesenta, fue enarbolado por los estudiantes que se manifestaban en las calles de Italia. Y, hace poco, también por trabajadores de Buenos Aires. Quizá por ello, Laura Pausini se negó a cantarlo en ‘El Hormiguero’: por lo que se ha politizado a lo largo de las décadas.
a realidad histórica, como suele pasar, poco tiene que ver con el giro que ha tomado el ‘Bella Ciao’. De hecho, todavía existe cierta controversia sobre su origen, que continúa siendo un misterio. La versión más desconocida es la que afirma que la melodía es una adaptación de una balada creada por los judíos de Europa oriental. Tal y como explica en uno de sus dossiers sobre el tema la investigadora de la Universidad de Oviedo Giuliana Antonella Giacobbe, en 1919 un músico ucraniano llamado Mishka Ziganoff registró en Estados Unidos una canción llamada ‘Oi oi di koilen’.
Sus similitudes con el ‘Bella Ciao’ son colosales. Por ello, sostiene que, con casi total probabilidad, un inmigrante italiano se la llevó de vuelta a su país en los albores del conflicto mundial. «Pertenecía al llamado ‘folk yiddsh’. Lo que sí podemos afirmar es la clara transmisión oral de esta canción hasta lograr convertirse en un símbolo de resistencia humana», explica la autora en ‘Bella Ciao. De himno partisano en Italia a melodía del movimiento feminista en España a través del concepto de Resistencia’.
Pero la versión más extendida poco tiene que ver con el bueno de Ziganoff. La mayoría de los expertos afirman que las primeras autoras de la melodía fueron las ‘mondine’ o ‘escardadoras’: trabajadoras de los arrozales del valle del Po, al noroeste de Italia, que entonaban un canto fúnebre en el que lamentaban sus duras condiciones laborales.
De hecho, la letra original hace referencia a molestos «insectos y mosquitos» que las atacaban mientras hacían sus labores y al «tormento» que significaba perder su juventud labrando el campo. Todavía se desconoce si el término ‘bella’ hacía referencia a estas chicas o, por el contrario, a los años que perdían.
Lo que está claro es que, en los años cuarenta, con Italia dominada por el fascismo de Mussolini, un autor desconocido adaptó la canción y la convirtió en una melodía de protesta del movimiento de resistencia italiano. La nueva letra narraba la historia de un joven que deja a su novia para unirse a la milicia partisana y que, antes de marcharse, se despide de ella cantando. Su transmisión masiva en la península italiana comenzó poco después, en 1943, tras el anuncio del armisticio entre el rey Vittorio Emanuele y el mariscal Badoglio. Un hecho que dividió al país en dos: el norte –controlado por el Eje– y el sur –en manos de los aliados.
Fuente: ABC