Hacia 1923, la Argentina ha sobrepasado los 9.000.000 de habitantes y sus rieles ferroviarios se estima en más de 43.000 kilómetros. Entre ellos están los que cubre el trayecto Trelew-Rawson inaugurado en marzo de ese año.
Alvear, como Presidente de la República, y Antonio Sagarna, como Ministro de Justicia e Instrucción Pública, firman el Decreto de creación del Colegio Nacional de Trelew. Corresponderá al propio Ministro inaugurar el establecimiento el 24 de abril de 1924, poniendo en posesión del cargo al Rector Félix Natt Kemper.
El pueblo vuelve a ensancharse. Hacia el Oeste, se rematan las tierras que se extienden más allá de los antiguos cuarteles. El deporte, entre tanto, se ha diversificado, y hace ya tiempo que ha comenzado a jugarse al Tenis; Jaime González Bonorino presidirá la entidad respectiva.
Para Puerto Madryn, 1924 fue un año de sequía. Por eso en respuesta a una solicitud pidiendo rebaja por el precio de venta del agua que se envía por ferrocarril, Trelew resuelva proveérsela gratis.
En 1925 los españoles celebran una de sus tradicionales romerías, a la par que el riel que une Trelew con Alto Las Plumas y se promueve una campaña para que las vías lleguen hasta la Cordillera. De ese año data la instalación de la primera linotipo.
“El Avisador Comercial” del 28 de agosto de 1925 registra la visita del Cacique Juan Saccamata, de viaje a Buenos Aires para gestionar la propiedad de algunas tierras. El anciano aborigen es un testimonio viviente de la noble amistad que los años tejieron entre los colonos galeses y los indios. Conserva con veneración un documento firmado por Lewis Jones como comisario de la colonia el 28 de julio de 1881, que dice: “Certifico que he entregado al Cacique Juan Saccamata una bandera nacional como seña de su fidelidad al superior Gobierno Argentino y su amistad a esta Colonia Chubut, y que deberán todos respetar siempre dicha bandera cuando se despliegue”.
Antes de concluir la década del 20, Trelew ha sido por diez veces sede del Eistedvod. Este festival de las artes y las letras –el más antiguo de Chubut- se continuó celebrando en el Salón San David.
También en estos años se asomaban a la vida del pueblo dos nuevos periódicos: “El Territorial” dirigido por Simón Kantor, y “Y Gwiliedydd” (El centinela), en galés, que dirigía James Williams.
La vida oficial habilita así mismo dos instalaciones: el edificio del Tiro Federal (1928) y el Matadero Municipal (1929).
El sueño de la capital
Trelew va sintiendo, bajo sus alas que crecen, el viento del oeste. El antiguo puente de madera que construyera la empresa del ferrocarril ya no era suficiente. Los Ediles resuelven llevar adelante las gestiones (1925) para la habilitación de uno nuevo, de material, en la prolongación de la Avenida Fontana. Recién para 1932 podrá contarse con la obra.
Y es así como retorna, con el crecimiento, un antiguo sueño: el que tuvo de ser capital de Chubut y que acariciara por algunas semanas cuando la inundación de 1899 obligó a la gobernación a trasladarse desde Rawson. El Concejo Municipal se hace eco de la inquietud y enterado de que en febrero de 1927 llegará a Comodoro Rivadavia el presidente Alvear, elabora una presentación de 4 puntos uno de los cuales será la capitalización de Trelew, para cuya instalación comienza por ofrecer la suma de 20.000 pesos moneda nacional. Los otros 3 asuntos son: la supresión de las aduanas (con lo que se había contado como política de fomento en la época de Roca); la prolongación del ferrocarril hasta la Cordillera y la creación de una Cámara de Apelaciones. Sabemos que la fuerte vocación capitalina de Rawson no pudo ser desviada. Un veredicto histórico le había dado, con su condición del primer pueblo de Chubut, su progenitura política.
Pero nada de lo que contribuya a afianzar Trelew, “la de la encrucijada” será omitido por sus autoridades. Mientras consideran la supresión del “sábado ingles”, destinan un terreno para el trazado de un aeropuerto. La ambición es grande, y un periódico anticipa (abril de 1929): Trelew será dotado de un aeropuerto de primer orden.
La Aeroposta Argentina, filial de una compañía comercial francesa, llegaba por entonces a Bahía Blanca. Y el 1º de noviembre de 1929, los vuelos se prolongaron hasta Trelew y de aquí a Comodoro Rivadavia. Era un nuevo desafío, ahora el cielo patagónico, asumido por los frágiles “Laté 25”, aparatos de un solo motor y 4 plazas, con los que pilotos como Antoine de Saint-Exupery y Rufino Luro Cambaceres inauguraban la aventura.
De la pluma de aquellos hombres brotaran libros como “Vuelo Nocturno” y “Huellas en el Cielo Austral” con claro sabor de epopeya. Evoquemos siquiera unas líneas de éste último: “….la quietud de la vida patagónica era despertada por el nuevo vínculo, a penas advertido a veces por una pequeña mancha negruzca en la inmensidad de sus cielos, que era depositario de sus problemas y zozobras….llegadas y salidas en campos barrosos….la lucha iba a ser tenaz; más dificultosa de lo que habíamos presentido. Los temores al fracaso de la misión que quedaba en nuestras manos no serían pocos pero ellos al fin no importarían: una vez subsanados los inconvenientes, depararían una nueva Patagonia”
Trelew – Biografía de una ciudad – Virgilio Zampini