sábado, 19 de abril de 2025
John Murray Thomas. Molino en Bryn Gwyn en 1895.

La Comisión de Emigración de Gales tenía bien en claro las necesidades de los futuros colonos de la Patagonia. Para atraer inmigrantes, en varias ciudades de Gales se repartieron prospectos y se realizaron publicaciones en los periódicos que decían: “El buque Halton Castle de 700 toneladas, al mando del Capitán Williams, estará zarpando de Liverpool el 25 de abril de 1865, con el primer grupo de emigrantes para la colonia. Pasaje 12 Libras para mayores, 6 Libras para menores de 12 años, bebes menores de 1 año gratis. El depósito de 1 Libra para los mayores y 10 chelines para los menores, deberá ser enviados al Tesorero”.

Daban luego detalles de la tierra que recibirían como así también los bienes que donaría el Gobierno Argentino. Explicaba la comida y comodidades en el barco y los elementos y la ropa que debían llevar los pasajeros. El equipaje hasta 15 pies cúbicos (aproximadamente 0,4 metros cúbicos) sería sin cargo y el excedente a razón de 50 chelines por tonelada. Y agregaba que se esperaba que los emigrantes más adinerados llevaran molinos, trilladoras y herramientas.

Estos consejos fueron tenidos en cuenta por los primeros colonos, ya que Abraham Matthews nos cuenta en su libro “Crónica de la colonia Galesa en la Patagonia” que al arribo de los colonos “teníamos dos molinos harineros que podían ser accionados a mano o a caballo, adquiridos antes de dejar Gales, y que fueron montados en el “Fuerte Viejo” para que resultaran cómodos para todos”. Además varias familias traían sus propios molinos de accionamiento manual. Podemos decir que eran similares a los molinillos de café, o un poco más grandes.

En una carta de Michael D. Jones sobre la partida de los colonos, publicada en el periódico Y Gwladgarwr del 10 de junio de 1865 comenta que con el grupo colonizador enviaron dos molinos de mano con un costo de £ 12 cada uno.

Por su parte el Reverendo Lewis Humphreys comenta en una carta del 6 de noviembre de 1865 dirigida al Reverendo David Rees, Talybond, que tiene su molino trabajando para mantener a 44 familias, pero teme que con todo eso se dañará. (Esto está tomado del libro de Fernando Coronato: “Patagonia, 1865. Cartas de los colonos galeses”.)

En el periódico Baner ac Amserau del 08 de setiembre de 1866 podemos ver una carta de ichard Berwyn con el título: Cartas de Patagonia, Junio 20 de 1866. En ella comenta que “Será una buena aventura si alguien trae un molino. Sólo hay uno en este lado desde Buenos Aires 600 millas de distancia), y el precio de la harina es grande en todas partes”. También que “era demasiado tarde para sembrar el año pasado, pero creció un poco de trigo en el jardín, y dio excelentes espigas; también algo de cebada galesa y que nunca la había visto tan bien y tan grande”.

En el periódico manuscrito Y Brut, del 7 de junio de 1868, se dice que Lewis Jones había comprado en Carmen de Patagones 60 fanegas de trigo para hacerlas moler y traerlas a Rawson como harina en el Denby. Este barco zarpó a mediados de febrero hacia el Rio Chubut, pero nunca arribó. En el accidente perdieron la vida 6 colonos.

En una carta dirigida por Lewis Jones a Michael D. Jones desde Patagones el 25 de noviembre de 1868 y publicada en el periódico Y Tyst Cymreig el 29 de enero del año siguiente. Comenta las adquisiciones realizadas en ese viaje. Unos 30 animales y un Molino de harina accionado por mulas, que no pudieron transportar y fue trasladado al Valle posteriormente en la Goleta Nueva Gerónima.

Tenemos otra carta desde Patagonia publicada en el periódico Y Dydd del 5 de febrero de 1869. En ella, fechada el 8 de noviembre de 1868, William R. Jones comenta a M. D. Jones: “Si usted sabe de alguien con un poco de dinero que viene aquí, sería mucho mejor que venga con algunos muebles que con dinero. Ellos podrían duplicar su dinero con eso, y hacer mucho bien a la Colonia. Todas las cosas que compramos en este país son caras y ordinarias. Otra cosa que se pagaría bien si alguien trajera un molino. Podría ser accionado con el viento o el agua”.

En abril de 1871 visitó la Colonia el barco de guerra HMS Cracker y su capitán eleva un completo informe al Almirantazgo. En él hace constar que los colonos cosechaban trigo y realizaban la trilla con caballos sin herraduras que pisaban el grano. Se habían usado mayales, pero dejaron de emplearlos prefiriendo la costumbre del país. Además el alimento de los colonos consistía especialmente en pan de trigo (el grano molido entero, sin efectuar la separación del salvado).

En otro capítulo del libro de Abraham Matthews leemos: “En los años anteriores (anteriores a 1874) casi todas las familias tenían pequeños molinos a mano para moler el trigo para el consumo familiar, aunque teníamos un molino de piedra movido por un caballo, pero se perdía mucho tiempo llevando el trigo a este molino, y allí era necesario a menudo esperar turno, de modo que a las familias más alejadas les convenía más moler el trigo moviendo a mano el pequeño molino casero. Pero en el transcurso de este año obtuvimos un molino a vapor y otro a viento. En esa época se producía molienda integral, es decir sin sacarle el afrecho al trigo, de modo que las amas de casa tenían cedazos de crin o de alambre, para tamizar la harina y sacar el afrecho. Estos cedazos eran de malla más o menos finos, según el gusto de cada familia en cuanto al pan”.

Vemos que al incrementarse la población de la Colonia fue necesario contar con una mayor producción de harina para cubrir las necesidades.

Thomas Jones, en su libro “Historia de los comienzos de la Colonia en la Patagonia” nos da del trigo y pasaron a utilizar los caballos para pisotear las mieses y separar el grano. (El mayal es un instrumento formado por dos bastones unidos a una correa o cadena que se utiliza para golpear la parva de espigas para separar el trigo de la paja). También nos cuenta que ese año tuvieron una inundación en el mes de febrero cuando recién habían segado el trigo y cuando muchos aún tenían las espigas en la chacra. Llovió varios días inundando las chacras y finalmente se levantó un fuerte viento que arrastró la cosecha al mar. Lewis Jones viajó a Buenos Aires para informar al Gobierno de la situación y logró ayuda monetaria para cubrir las necesidades de los colonos y fletar la goleta Nueva Gerónima al servicio de la Colonia. Como había verdadera necesidad de un molino, pues los pequeños molinos se habían ido rompiendo, se compró uno en Patagones que fue instalado en Rawson. Como el accionamiento del molino era a caballo, era necesario que cada colono trajera el suyo. El encargado de controlar los turnos de la molienda y realizar las reparaciones al molino fue Richard J. Berwyn. Este molino tuvo muchos problemas, a menudo porque muchos caballos no estaban acostumbrados a este trabajo y porque se rompían los dientes de la gran rueda y como eran de madera era necesario tener repuestos a mano todo el tiempo. La comisión del molinero era de una libra cada seis.

El periódico Baner ac Amserau de fecha 24 de abril de 1872 publica un aviso de Lewis Jones informando a los nuevos inmigrantes que habría barcos cada dos meses de Buenos Aires a la Colonia, para que pudieran organizar su salida desde Liverpool. También informaba que había demanda de trabajadores y necesidad de molinos de harina.

Por Oscar Enrique Jones, del libro “Chubut Tierra de Arraigos”.

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