La inflación y la crisis energética amenazan con hacer prohibitiva la baguette, símbolo de la identidad francesa, patrimonio inmaterial de la Unesco y producto casi sagrado. Los panaderos galos, gremio muy respetado en el país, han amenazado con encarecer el pan un 30% para compensar la subida de los costes que sufren y el Gobierno francés ha anunciado rápidamente ayudas para evitarlo.
En 1879, cuando comenzaban los ecos de la revolución francesa, la reina Maria Antonieta preguntó a sus cortesanas por qué protestaba la gente en las calles. «El pueblo pide pan», le respondieron. «Pues si no tienen pan que coman brioche», replicó la monarca. Con este incremento, una simple baguette sería ya más cara que un brioche.
Esta anécdota apócrifa (la mayoría de los historiadores ha desmentido que ocurriera de verdad) ilustra la capacidad de movilización del país que tiene este producto, hasta el punto de que el presidente de la República, Emmanuel Macron, que se ha tomado muy en serio estas advertencias y se ha dirigido expresamente a los panaderos y les ha prometido ayudas para aliviar su situación.
«Estoy de vuestro lado (…) En las distintas especialidades que elaboráis, traéis felicidad a las mesas y a la cultura francesa», señaló Emmanuel Macron en el Elíseo durante la ceremonia de la Epifanía de los Reyes. En concreto, el presidente galo ha instado a las empresas energéticas a renegociar los contratos con los comercios cuando estos sean abusivos, es decir, cuando superen los 240 euros por kilovatio/hora.
«Las subidas de precios tienen que ser razonables, y estas tienen que poder ser absorbidas y que no arruinen a los pequeños comercios», según declaró el presidente. El ministro de Economía, Bruno Le Maire, ya se reunió con las asociaciones que representan a los más de 33.000 panaderos que hay en Francia y ha pedido a las energéticas que arrimen el hombro. «Deben hacer más, mejor y más rápido», ha señalado el ministro, tras citarse con las asociaciones.
La ministra de pequeñas y medianas empresas, Olivia Grégoire, ha recordado que hay 12.000 millones de euros de ayudas sobre la mesa para estas pequeñas empresas y ha animado a los artesanos a solicitarlas.
Entre otras medidas, los panaderos podrán posponer los pagos de sus impuestos y cotizaciones sociales para tener liquidez, podrán amortizar el 20% de su factura de electricidad y solicitar ayudas para el pago de la misma. Esta supone más del 10% de los costes de estos negocios, según la Confederación Nacional de la Panadería y la Pastelería (CNBPF, en sus siglas en francés).
Esta organización denuncia que algunos comercios han visto triplicarse su factura energética, a veces incluso se ha multiplicado por cinco, lo que obligaría «a subir el precio un 30%», han explicado desde esta asociación, que advierten de que hay un alto porcentaje de negocios bajo amenaza de cierre de cierre.
Además de la electricidad, el incremento de las materias primas también encarece la producción: la harina, por ejemplo, representa el 18% del precio de una baguette, la mantequilla se ha encarecido un 79% en año y medio y los huevos son un 6% más caros.
EL PAN MÁS CONSUMIDO
El precio de la baguette, que es el pan que más se consume en Francia, es más o menos estable en la mayoría de panaderías: cuesta alrededor de un euro y el sector asume que es inviable aplicar una subida del 30%. El año pasado la cadena de supermercados Leclerc anunció que limitaría el precio de esta barra a 29 céntimos (frente a los 90 céntimos que costaba de media en el país), lo que causó profundo malestar entre los panaderos. Estos tampoco ven con buenos ojos adaptar la receta para abaratar el coste de producción, pues perdería calidad.
De hecho, el pasado mes de noviembre, la baguette de pan francesa fue incluida en la lista de patrimonio cultural inmaterial de la humanidad por la Unesco. En su declaración, el organismo reconoce que este pan tiene características y requiere habilidades especiales por parte del panadero, haciendo un producto único. En su candidatura, Francia destacaba el proceso de elaboración característico de este producto y la cultura social que hay en torno a las panaderías en el país.
Fuente El Mundo