sábado, 27 de julio de 2024
Imagen ilustrativa

Éramos muchos y vivíamos en cuatro manzanas, sobre Av. Roca entre 9 de julio y Av. Gales residían los Florio, “Yaquino” y Pablo. Al lado los Piras, “Pirulo”, “Cacho” y Francisco y sus primos “Nico” y “Laborito” y en la esquina Berry. Cruzando la calle, en la otra esquina, los Arce, “Chiquito” y “Pochito”, seguían los Beltrán, “Peter” y Hansen; Simpson y “Coli” Fernández. A la vuelta, sobre Gales, los Torres, “Chicho”, Atilio y Aurelio, los García, Omar y Aldo y “Cholo” Ciccia. Sobre 9 de julio, los Russo, “Cacho”, “Chiche” y “Pochi”, los Decaro, “Antonito” y Liborio, estaba Vicente pero era mucho mayor que nosotros, los Garate, Alberto, “Cacho”, Luis y Carlos. En Sarmiento estaban los Boyd, Gustavo y Oscar, que se fueron muy chicos a Trelew donde habían traslado al padre que era maquinista del ferrocarril. Los Bernardi, los Garagarza, “Chano”, “Vasco” y “Tono”, los Furio, “Tonin” y “el nene”, los Sacorinti, Vicente y “Pocholo”, y “Angelito” Mistrángelo. Sobre 25 de Mayo, el “Negro” Sarasa, Miguel Ángel Caputo, “Pepo” Demonte, los Scodellaro, Raúl y Ricardo, nosotros, Enrique, “Tito” y yo, los Monochio: Néstor y Onofre, Carlos Capra y los Beraza, Juan Pedro y Antonio. Sobre la calle Mitre los Barleta, Néstor, Mario y Alberto. Los Díaz, “tata”, Manolo y “Ticho” y a todos ellos se agregaban que vivían un poco más retirados Teléforo Pereyra y los Medina, Juan y “Malevo”. Desde ya que algunos he olvidado pero aclaro que al ir escribiendo sus nombres van brotando momentos felices de nuestra adolescencia.

Al ver esos edificios modernos que hoy prestigian el progreso de Madryn, van quedando los recuerdos de historias puebleras. Viejas casas, muchas con techos de chapas donde albergaban familias numerosas, con habitaciones amplias, galerías, patios floridos, terrenos grandes con gallinero y conejera en el fondo y árboles frutales al lado de los almácigos de verduras. Patio donde correteaban los chicos gambeteando la cucha del perro y el almohadón del gato. Donde se pisaban en el estrecho camino hacia el fondo sobre algunos pedazos de ladrillos para evitar los charcos que se formaban con las lluvias-. Los cercos de madreselvas y rosales trepadores desparramando su aroma. Viviendas que un día comenzaron a abandonar por esas cosas de la vida. Algunos de los mayores fallecieron otros buscaron nuevos horizontes.

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