A pesar del contundente No es NO que sonó en cada rincón de la provincia a fines del año pasado y obligó al gobierno a derogar la Ley de Zonificación minera que diputados había aprobado entre gallos y medias noches, el gobernador Mariano Arcioni tendría todo acordado con su amigo y superministro nacional, Sergio Massa, para instrumentar la minería en Chubut.
Desde su asunción al frente del Ministerio de Economía, Massa tiene claro que apostará sus fichas a la minería, haciendo especial hincapié en el litio de Jujuy y Salta y el uranio chubutense. La designación de Flavia Royón al frente de la Secretaría de Minería marca a las claras esa decisión.
La semana pasada, el funcionario nacional y Arcioni se reunieron en Neuquén, en la Expo Oil & Gas Patagonia 2022, y habrían definido los pasos a seguir para instalar la minería en la provincia, a sabiendas de que no cuentan con el consenso social necesario para esta operación.
La tarea será continua y discreta, dos acciones cruciales para que el proyecto pueda avanzar y las empresas, instalarse. En el momento oportuno, desde Buenos Aires articularán medidas para generar una nueva embestida minera en Chubut. Arcioni, por su parte, buscará reinstalar la discusión teniendo como argumento la necesidad de buscar una salida al ahogo financiero que padece Chubut.
Una vez que la rentabilidad de los yacimientos esté asegurada, vendrá la tarea de difundir y convencer a la ciudadanía de los progresos y beneficios que les traerá la minería, ocultado el impacto negativo que dejará, la baja rentabilidad que tiene la provincia sobre la extracción, facilitado todo por la falta de control que existe desde el Estado sobre las empresas internacionales que explotan intensivamente.
Los 20 yacimientos
En la provincia hay 20 yacimientos que cuentan con estudios geológicos que determinaron una alta factibilidad de concentración de uranio. Gran parte de estos proyectos están situados en la Meseta Central.
Uno de los más populares en Chubut por su dimensión es el yacimiento Cerro Solo que está bajo el control de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA). De los estudios, decantan que los campos aseguran 4.420 toneladas de uranio y un potencial de 4.810 toneladas.
El yacimiento «Laguna Salada» bajo la órbita de la firma canadiense Consolidated Uranium tiene 2.430 toneladas aseguradas y 1.640 inferidas. En abril de este año, la empresa comenzó una nueva campaña de exploración en la mina de uranio.
«Laguna Colorada», «El Regalo», «El Tropezón», «La Bombilla», «La Pampa», «Los Adobes», «Guanaco», «Regalo», «Bororo Nuevo», «Bajo del Gualicho» «Sierra Chata», «Bajo Colorado», «Mirasol», «Cóndor», «Cerro León», «Sierra Cuadrada» y «Cañadón Gato Krugger», son los otros yacimientos.
“Minerales raros”
Para el nuevo ministro de Economía nacional “los minerales raros y algunos en particular van a ser parte de la batalla de los próximos 20 o 30 años y uno mira a la Argentina y dice: ‘Ahí están’”.
Las mineras que explotan el uranio, no solo se llevan este metal sino que en la extracción también acarrean una buena cantidad de molibdeno y renio, ambos utilizados para las aleaciones del acero, entre otras cosas.
Estos metales sirven además a las mineras para mitigar los costos de la explotación madre, es decir que utilizan estos subproductos para costear la actividad extractiva, que luego no son declarados en la aduana a pesar de que las mineras dedican plantas especiales de recuperación de estos elementos que suelen dejar miles de millones en dividendos. Estos metales acompañan al uranio de Cerro Solo.
Primera planta de concentración de uranio
La Comisión Nacional de Energía Atómica construyó en 1976, al inicio de la dictadura militar, una planta de tratamiento del mineral y producción de concentrado de uranio. Durante la dictadura se explotó el yacimiento Los Adobes, a 40 kilómetros de Paso de Indios. Desde agosto de 1977 se desarrolló la explotación total de las reservas. Luego se cargaría el mineral de otro yacimiento llamado Cerro Cóndor, alcanzando una producción entre ambos de 145.000 toneladas hasta abril de 1981.
Del total producido entre 1977 y 1983 corresponde el 80% a Los Adobes y el 20% restante a Cerro Cóndor. Aunque la planta cerró en 1981, recién en 1986 se comenzó el desmantelamiento. Según los informes de la CNEA se trataba de un área de 85.000 m2 con acceso restringido y rodeado por un cerco perimetral.
Toneladas de residuos abandonados
La explotación de uranio se promociona como sinónimo de desarrollo, pero los antecedentes provinciales generan mucha preocupación. Según el Movimiento Antinuclear de la República Argentina (MARA) hay “decenas de miles de toneladas de residuos radiactivos de la minería del uranio fueron abandonadas hace 40 años por la Comisión Nacional de Energía Atómica, en las cercanías del Paso Berwyn, en la margen derecha del río Chubut». Se trata de los pasivos ambientales de las operaciones mineras en Los Adobes y Cerro Cóndor.
Una vez finalizadas las operaciones mineras, la cantera Cerro Cóndor fue abandonada y está como quedó, luego de su explotación. La cantera Los Adobes fue parcialmente rellenada en 1998. El complejo fue desmantelado, en el predio quedaron las fundaciones del galpón, las plateas, y lo más peligroso: 85.000 toneladas de las pilas de lixiviación, las cisternas de lixiviación, el dique de colas y 60.000 toneladas en la escombrera de desechos sólidos.