jueves, 11 de diciembre de 2025
Francisco Remussi y su familia

Representa, el señor Francisco Remussi, un hermoso ejemplo de lucha y de afanes, así como de propósitos levantados, que forman el caudal de sus títulos al aprecio general de que goza en la zona donde trabaja y donde se le conoce.

Nuestro biografiado nació el año 1895 en Corvino, provincia de Pavía (Italia); siendo hijo de una respetable familia, compuesta por su padre don Carlos Remussi y su señora madre María Gatti de Remussi.

El joven Remussi vino a la Argentina-directamente a la Península Valdés- en el año 1908.

Ahí comienza su vida de labor, las faenas rurales le atraen, y se pasa muchos años dedicado al cuidado de y crianza de animales lanares. Ya en el año 1927, reuniendo sus ahorros resuelve independizarse; forma sociedad con el extinto don Francisco Haedo y puebla cuatro leguas de campo fiscal, correspondientes: dos al lote 4 y dos al del 24, fracción D, sección A III. La naturaleza se muestra hostil, aquí empiezan las tribulaciones de este hombre progresista: construye un jagüel y tiene que abandonarlo por falta de agua; construye otro hasta 100 metros de profundidad en piedra, debiendo abandonarlo también por falta de agua; construye un nuevo pozo el tercero y a 130 metros de profundidad encuentra agua; véase el sacrificio que le significó encontrar agua, pues invirtió en esos tres pozos 20.000 pesos aproximadamente. Todo el campo está alambrado, incluso sus divisiones, además ha introducido las siguientes mejoras: casa habitación de adobe y zinc de 6 piezas; 1 aljibe de 15.000 litros; 1 molino y tanque australiano y 4 bebederos; y corral de 30 x 20 y un potrero de alambre de 800 x 400.

El señor Remussi contrajo enlace el año 1921 con la señorita Ángela Monochio, hija de don Antonio Monochio y de doña Julia Lumelli. Fruto de este matrimonio son los cinco hijos de nombre: Leopoldo, Marcelo, Roberto, Beatriz y Lidia.

La lucha que ha debido soportar el señor Remussi, contra los leones que le entraban a la majada, en ese entonces centro desierto, no es para descripta por las penalidades pasadas, y que solamente su carácter y su temple le permitieron sobrellevar.

Fragmento del libro “Golfo Nuevo, álbum biográfico”

 

 

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