viernes, 12 de julio de 2024
Celestino Rodrigo anuncia al país el plan de ajuste conocido como “Rodrigazo”

Alfredo Gómez Morales siempre se negó a hacer el inventario de la gestión de José Ver Gelbard. Aunque en su intimidad hablaba de la poca austeridad que la había caracterizado, nunca llegó a tener el poder político para cambiar la situación. Cansado, al final renunció. A fines de mayo de 1975 las comisiones paritarias (alrededor de quinientas) habían terminado las discusiones obreros patronales fijando los nuevos convenios colectivos de trabajo, entre otras cuestiones, los sueldos. En realidad debían comenzar a regir el 1 de junio pero todos se negaban a homologarlos (38% de ajuste) por temor a quedarse cortos con los precios. Tenían razón. Presintieron un terremoto. Con el público y decidido apoyo de López Rega, el 2 de junio arribó Celestino Rodrigo a la Casa Rosada para hacerse cargo de la cartera de Economía. Como avizorando su futuro llegó desde Caballito en subterráneo.

Tres días más tarde, el 5 de junio de 1975, dio a conocer su plan, lo que se bautizó como “El Rodrigazo”: aumento de la paridad del dólar en un 100%; la nafta 175%, electricidad 75%; y otras tarifas en igual o mayor medida. Las góndolas de los supermercados quedaron vacías debido al acaparamiento de los productos. “Si no hiciéramos esto –dijo Rodrigo- la mejor industria del país sería la importación de máquinas para fabricar papel moneda. Mañana me matan o mañana empezamos a hacer las cosas bien”. En otromomento, como señalando a Gómez Morales y al sindicalismo declaró: “Los argentinos no tomamos conciencia de la crisis mundial y seguimos un camino alocado de irrealismo, continuando con la  falsa ilusión enfermiza de prosperidad”.

La ciudadanía quedó paralizada. La primera en reaccionar, ese jueves a la tarde, fue la diputada nacional por la fuerza Federalista Popular, María Cristina Guzmán, quien pidió la inmediata presencia del ministro en la Cámara Baja. Antonio Tróccoli, presidente de la bancada radical, y los otros bloques desecharon la moción. Sin embargo, luego de la reunión del Comité Nacional del Radicalismo a la que asistió Balbín, el viernes 6 de junio, se da a conocer una declaración crítica sobre la política económica. El mismo 6, la presidente anunció un aumento del salario mínimo del 65%: de 2.000 de pesos nuevos ascendió a 3.300 pesos nuevos.

Isabel Perón y José López Rega

Los 11 días que mediaron entre el 5 de junio y el lunes 16 fueron febriles, con la dirigencia sindical  rechazando las medidas y la temperatura política en aumento. El lunes 16 de junio por la tarde Isabel Perón se entrevistó con Ricardo Balbín en Olivos con la presencia del ministro Rocamora y el canciller Vignes. La cita duró casi dos horas en la que el jefe radical expuso casi sin encontrar respuestas de la dueña de casa. Criticó con dureza el microclima como denominaba al espacio de incondicionales que se había creado alrededor de la presidenta. Meses más tarde se hablaría de entorno.

Con respecto al microclima, luego trascendió que, en un momento, el canciller Vignes le dijo al visitante que su visión era “muy pesimista”.

-Su opinión no es la mía… vea por respeto a la señora no me levanto y me voy- respondió Balbín.

-A la presidente la aplauden en la calle…- comentó Vignes.

-Sí, los 300 que le juntan todos los días cuando sale de la Casa de Gobierno. Pero llévela al cine y vea si la aplauden cuando salen los noticieros- refutó Balbín.

 El 17 de junio el título de “La Razón” fue: “Se generaliza el 45%”. En otras palabras, el gobierno se negó a otorgar aumento superiores a este índice (muchos superaban el 70%). La UOCRA, con Rogelio Papagno a la cabeza, marchó sobre la Plaza de Mayo. Lo mismo hizo el 24 la Unión Obrero Metalúrgica con Lorenzo Miguel. Celestino Rodrigo se mostró inflexible a las presiones sindicales.

Mitades repartidas

El viernes 27 de junio columnas obreras llenan Plaza de Mayo reclamando por sus aumentos salariales, con fuertes críticas a López Rega, el centro de todos los insultos.

“Al mediodía, la Casa Rosada queda al cuidado de la Casa Militar. La señora de Perón se va a almorzar con José López Rega a Olivos”.

“La plaza comienza a llenarse de gente, sus cánticos eran agresivos, pero a nadie se le ocurrió acercarse a la Casa Rosa para entrar o golpear sus puertas. En esas horas desde la residencia presidencial me llama López Rega. Estaba con la presidenta al lado, se podía escuchar su voz”.

-“¿Qué tal, cómo está todo por allí?- me preguntó

-“Mire, aquí hay mucha gente y las opiniones están divididas”.

-“¿Están divididas?”

-“Si, la mitad de la plaza lo putea a usted y la otra mitad a Rodrigo”.

(Testimonio del encargado de la Casa Militar)

Fragmento del libro “Nadie fue”, de Juan B. Yofre

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