Se llega al final de 1924, quedando palpable que el pueblo seguía creciendo y progresando a pasos agigantados, ya se estaban refaccionando los frentes de algunas casas de comercio, la Sociedad Italiana estaba ampliando y hermoseando el Teatro Verdi, el Banco Angloamericano estaba construyendo su nuevo edificio en 9 de Julio y Belgrano; en el último mes se habían instalado dos nuevas peluquerías (Sad Graieb y José Kraus) se poseía una nueva confitería Torino, de la señora Cristina H. de Gemesio instalada en San Martín y Rivadavia, nuevos profesionales se habían instalado con la llegada de los profesores del Colegio Nacional; abrieron sus puertas nuevas casas de comercio, en particular del rubro tiendas y mercerías.
Ese año también se inauguró el Bar confitería El Águila, ubicado en el moderno edificio de los hermanos Aidar, calle 25 de Mayo frente a la plaza. El mismo era explotado por los señores Cecilio Altuna y Aurelio Riaño, quienes ofrecieron a la numerosa concurrencia que asistió al acto un vermut variado y abundante, al que siguió un suculento asado que mereció el elogio de los que lo saborearon. Esa misma tarde, a las 18:00 y ante un público que colmó sus instalaciones, hizo su estreno la orquesta que contrató para debutar en el salón.
Los hermanos Collarini eran los propietarios del Hotel Collarini Hermanos, ubicado en la actual calle España y pasaje Salta. Este hotel era frecuentado por muchas personas deseosas de observar un espléndido ejemplar de puma americano que tenían en cautiverio, dentro de una jaula de gruesos hierros en el centro del patio interior.
Texto extraído del autor Matthew Henry Jones