En un diálogo respetuoso pero cargado de contenido, el presidente de Conarpesa, Fernando Álvarez Castellano, y el marinero Ulises Parra compartieron micrófonos en el programa Búnker, de Radio Santa Clara del Mar, para hablar sobre el conflicto que mantiene paralizada a buena parte de la flota congeladora de la pesca en la Argentina.
El ida y vuelta, que se extendió por más de una hora, expuso sin estridencias los puntos de vista contrapuestos pero también los matices de una crisis que ya lleva meses y no encuentra solución.
“Queremos seguir pescando, pero no cierra”
Álvarez Castellano utilizó un ejemplo sencillo para explicar la situación de las empresas: “Si tenés una panadería y hacer pan te cuesta 6,5 dólares el kilo pero lo vendés a 5,5, no hacés más pan. Esto es lo mismo. Queremos salir, queremos pescar, pero no encontramos cómo”.
El titular de Conarpesa aseguró que, con el precio internacional del langostino en baja y el dólar retrasado, la actividad entró en terreno deficitario. “Nuestro precio de equilibrio son 7 dólares. Hoy estamos por debajo. Aun con los alivios fiscales que conseguimos, no alcanza”.
“¿Dos pesos con cincuenta? No tiene sentido tener la flota parada”
Ulises Parra, con tono calmo pero firme, puso en palabras el sentir de muchos tripulantes: “Nos quieren ofrecer un 1,2% de aumento. Eso son dos pesos con cincuenta. Tenemos un básico de 530 mil pesos. ¿Vale la pena tener todo parado por eso?”
Parra remarcó que el conflicto no pasa tanto por el valor del pescado, como ocurre en Rawson, sino por el desconocimiento de los convenios paritarios firmados. “Acá el problema es que las cámaras quieren suspender lo que ellas mismas firmaron”, señaló.
Sindicatos, historia y viejas cuentas
En uno de los pasajes más interesantes de la charla, ambos reconocieron que el conflicto no es nuevo y que arrastra una historia pesada. Parra recordó años de jornadas laborales donde trabajaba más de 16 horas seguidas. “Los grandes imperios pesqueros en Argentina se fundaron sobre el desconocimiento de los derechos laborales”, dijo.
Álvarez Castellano, sin negarlo, hizo su mea culpa: “Yo tenía barcos trabajando 15 o 16 horas. Era así. Pero reconozco que la limitación horaria que impulsó el sindicato fue positiva. La productividad mejoró. Yo puteé en su momento, pero los capitanes me hicieron entrar en razón. Hoy es una conquista del gremio que reconozco y celebro”.
Números sobre la mesa
Álvarez Castellano trajo números concretos: “Un marinero, en junio del año pasado, en el barco Antonio Álvarez, hizo tres viajes y cobró 13,1 millones brutos. Este año, con el esquema de alivio, serían 12,6 millones. La diferencia es del 3%”.
Parra le respondió con una inquietud compartida por muchos: “¿Qué pasa con la inflación? ¿Con la pérdida del poder adquisitivo? Si ganamos lo mismo en pesos, estamos perdiendo”.
El empresario admitió que “todos perdimos poder adquisitivo, las empresas también”, pero insistió en que no hay voluntad de ajuste brutal. “No es que les estamos pidiendo que trabajen gratis. Queremos salir de esto juntos”.
En otro tramo, surgió el inevitable tema del Gobierno. Parra sostuvo que “los alivios gubernamentales deberían ser más fuertes” y que el Estado no está tomando un rol activo en el conflicto. Álvarez, en cambio, aclaró: “Estos impuestos vienen de antes. No le echemos toda la culpa a este Gobierno. Yo soy kirchnerista, pero esto no empezó con Milei”.
Una charla con respeto
Pese a la tensión que sobrevuela al conflicto, la conversación transcurrió con respeto. Ambos reconocieron que no se trataba de una disputa personal, sino de posiciones diferentes. “Estamos tratando de encontrar una salida, y si la encontramos, todos ganamos”, resumió Álvarez.
Parra cerró con una reflexión que resume el clima del sector: “Esto no es un capricho. Es nuestra fuente de ingreso. Pero también sabemos que si no trabajamos, no cobramos. Por eso hay que sentarse, hablar con números en la mano y buscar una solución seria”.