El problema más serio de la Antártida ha sido su aislamiento, debido a sus particulares características climáticas. Los buques pueden mantener la comunicación durante pocos meses del año. La solución hubo que buscarla naturalmente en el establecimiento de rutas aéreas. Los primeros vuelos de exploración, sobre la Antártida estuvieron a cargo de la Aviación Naval antes que se creara la Fuerza Aérea. A fines de 1942 el transporte 1º de Mayo, al mando del capitán de Fragata Alberto Oddera, durante una campaña de exploración, llevó un pequeño avión Stearman (biplaza) al que los marinos llamaban, en son de broma, “barrilete a motor”. El 7 de febrero de 1942, el capitán de Fragata Alberto Oddera, junto al teniente de Navío Eduardo Lanusse y acompañado por el cabo Erick Blonquist, sobrevolaron por primera vez las islas Melchior, en misión de reconocimiento y aerofotografía.
El 13 de diciembre de 1947 partió de Comandante Piedra Buena (Santa Cruz) el capitán de Corbeta Gregorio Lloret con un Douglas C-54 uniendo en un vuelo sin escalas los siguientes puntos: Cabo de Hornos, Decepción, isla Trinidad, Melchior, Círculo Polar, Cabo de Hornos, Piedra Buena.
Este vuelo constituyó una verdadera hazaña, el primero de largo aliento, ya que se emplearon en ese histórico vuelo quince horas y media (había partido a las 4:45 horas y regresó a las 20:15) y fue la primera vez que las alas argentinas traspusieron el Círculo Polar.
La fuerza aérea se incorporará a las actividades antárticas hacia fines de 1951 sobrevolando con aparatos DC-4 el Sector. El 19 de diciembre del año mencionado, un Avión Lincoln a cuyo mando iba el vicecomodoro Gustavo A. Marambio en un vuelo sobre la base San Martín, Melchior y Decepción, dejó caer correspondencia y provisiones para el personal.
En 1952 se realiza el primer descenso en la Antártida con dos hidroaviones “Catalina” pertenecientes a la aviación naval. La misión estuvo a cargo del capitán de Fragata Pedro Iraolagoitía y levantó vuelo en Río Grande (Tierra del Fuego). El 7 de febrero, aterrizó en la isla Decepción, el mismo día regresó a su punto de partida para luego seguir a Buenos Aires.
Polo Sur
La hazaña más grande cumplida por la aviación naval es, sin duda, el primer aterrizaje en el Polo Sur. El extraordinario e histórico vuelo adquiere relieves de proeza si se tiene en cuenta que fueron utilizados dos viejos aviones bimotores Douglas C-47, matrícula CTA 12 y CTA 15, que ya acumulaban 15 años de servicio.
Jefe de esa expedición fue el entonces capitán de Fragata Hermes Quijada quien piloteaba uno de los aviones y el otro lo era por el teniente de Navío Jorge Pittaluga. El vuelo se inició en Río Gallegos el 18 de diciembre de 1961 y la primera etapa se cumplió sin dificultades aterrizando sobre la nieve en la base capitán Jorge A. Campbell de la isla Robertson después de haber recorrido 1.560 kilómetros.
La segunda etapa debió postergarse hasta el día 26 por el mal tiempo. Luego de cubrir los 1700 kilómetros que la separan de la anterior aterrizaron en la base Ellsworth, cedida por los Estados Unidos al Gobierno argentino en 1957.
La última etapa se cumplió el 6 de enero de 1962, empleando para cubrir los 1.350 kilómetros faltantes ocho horas, desde las 13:15 hasta las 21:15 horas, en que aterrizaron con todo éxito en el Polo, ante el estupor de los integrantes de la base norteamericana Amundsen Scott que no podían dar crédito a lo que estaban viendo: que esa hazaña se hubiese realizado con aviones diseñados antes de la Segunda Guerra Mundial.
El personal que efectuó ese trascendental vuelo, izó allí por primera vez, con incontenible emoción, la bandera nacional. Luego de recibir las efusivas felicitaciones de los componentes de la base norteamericana y descansar, les entregaron una placa con la siguiente inscripción: “La República Argentina a Amundsen Scott y sus hombres en el cincuentenario de su llegada al Polo Sur. Homenaje de la Aviación Naval de la Armada Argentina en su primer vuelo al Polo Sur, campaña 1961-62”. Este hecho tuvo notoria repercusión como acto de soberanía ejercido en el límite más extremo de la Antártida, el propio Polo Sur.
La Fuerza Aérea tenía todo preparado para efectuar el primer vuelo transpolar en diciembre de 1962. La misión, denominada OPERACIÓN SUR, debía cumplirla el capitán Mario Luis Olezza con un Douglas C-47, pero cuando el 10 de diciembre pone en marcha los motores en la base Ellsworth, un cortocircuito incendió el avión y la operación quedó frustrada. Pudo finalmente realizarla el 11 de noviembre de 1965 a bordo del TA-05 en misión de apoyó a la expedición al polo del coronel Leal.
El 7 de diciembre de 1973 el comandante en Jefe de la Fuerza Aérea, brigadier general Héctor L. Fautario, con un avión C-130 TC-66 realiza el primer vuelo transpolar con destino a Canberra, uniendo nuestro país con Australia. Quedó así demostrada la posibilidad de establecer una línea comercial directa entre Sudamérica y Oceanía.
El primer vuelo comercial de carga por esa ruta lo realizó la Fuerza Aérea Argentina a fines de 1979 uniendo Buenos Aires, Río Gallegos, Auckland (Nueva Zelanda) y Osaka (Japón).
El vuelo inaugural con pasajeros lo efectuó Aerolíneas Argentinas el 7 de junio de 1980, llevando 342 turistas desde Buenos Aires a Auckland y Hong Kong.
Fragmento del libro “Patagonia Azul y Blanca”, de Clemente Dumrauf.