sábado, 15 de febrero de 2025
Juan Epumer, el primero de la derecha. En la foto tocando con Agustín Magaldi en 1928.

Seguramente muy pocos de los miles de adolescentes que en aquellos días de 1986 ovacionaban al grupo Viudas e Hijas de Roque Enrol imaginaban que una de ellas, guitarrista y vocalista, era hermana de otro roquero importante, Lito, y mucho menos, que ambos eran tataranietos directos del cacique Epumer, el último de los grandes jefes ranqueles.

Lito y su hermana, músicos de profesión, son un ejemplo de una realidad incontrastable: la cultura indígena está presente entre nosotros, aunque el resto de los argentinos no se dé cuenta; la cultura indígena atraviesa el tiempo y vive también hoy en los descendientes urbanos que atesoran historias increíbles.

El cacique Epumer, o Epu-Guor, cayó prisionero para siempre el 12 de diciembre de 1878 después de haber resistido tenazmente el embate de las avanzadas militares. Con centenares de sus guerreros fue trasladado a prisión en la isla Martín García. Ya anciano terminó sus días en una estancia -tal vez de la provincia de Buenos Aires-, sumergido en la tristeza y los recuerdos.

No sabemos cuántos hijos tuvo, pero sí que uno de ellos, Juan Epumer, fue de profesión bombero, en Buenos Aires. Hasta el puerto llegó un día un barco italiano “con el trofeo de una reina”. Ya fondeada la nave se incendió y hacia allí marchó el hijo del cacique a cumplir con su deber. Se metió entre las llamas y rescató el tesoro, acción que le valió ser condecorado.

Pero el precio de su hazaña fue demasiado alto: sufrió terribles quemaduras que terminaron con su vida por “un ataque al corazón”. Tenía 38 años, dos hijos, Juan y Ana Adela y una esposa, andaluza, que abandonó embarazada a los niños. El varón tenía 8 años.

Un tal Juan Lamela llevó a los pequeños Epumer a vivir a La Pampa, adonde crecieron y recibieron instrucción. Juan ingresó al seminario pero lo abandonó rápidamente atraído por una vocación demasiado fuerte: la música. Con el nombre de Juan Espumer (?), fue guitarrista de Agustín Magaldi, del dúo Gómez-Vila, de Ricardo Pimentel, Juan Feri y Roberto Carlés. Durante casi 30 años, Juan Epumer o Espumer, nieto del cacique, estuvo inmerso en la bohemia tanguera del Buenos Aires de principios de siglo. Se dice que era uno de los mejores guitarristas del país, Cuando tenía 40 años, decidió buscar a su madre. El reencuentro se produjo después de 32 años. También se encontró con su hermano, que aunque con otro apellido, era un Epumer.

Como el apellido Epumer era complicado, cuando comenzó a tocar con Magaldi le pusieron Espumer, y sus compañeros le preguntaban: “¿Che, tu apellido qué es? ¿Francés?”, y yo les digo: “Si, yo soy vasco francés”, sino tengo que estar contando toda la historia de mis antepasados.

Extraído del libro “Nuestros paisanos los indios”, de Carlos Martínez Sarasola

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