“Cambia el modo de pensar, cambia todo en este mundo”, solía entonar Mercedes Sosa y parece ser una de las canciones predilectas de Mariano Arcioni. Es que el gobernador, digno discípulo de Sergio Massa, se la pasa borrando con el codo lo que escribe con la mano.
En su recorrida por de Río Mayo, el gobernador se refirió ayer al problema histórico de energía que tenía la localidad y “que en el momento que la provincia tenía muchos recursos, no se hizo nada y se siguió con la generación con motores viejos”, en clara alusión a las dos primeras gestiones de Mario Das Neves, una de las épocas más prósperas económicamente de la provincia.
«Sin energía no se atrae el desarrollo, futuro, esperanza. Nosotros tomamos la decisión y llevamos invertidos $ 4.185 millones en obras de energía en la provincia, potenciando localidades», expresó y se diferenció de su mentor político, quien solía decir que en la provincia “no hay pueblos chicos ni pueblos grandes” pero, a criterio de Arioni, no les brindaba el respaldo económico para que progresaran.
¿Qué decía Arcioni de Das Neves?
“Para mí era un padre político con lo que significa la palabra padre, por sobre todas las cosas. Siempre en defensa de la provincia por sobre todas las cosas, no hay persona que quiera y haya amado tanto la provincia como el gobernador (Mario Das Neves)”, supo afirmar Arcioni, y le destacó su “perseverancia, el trabajo, la responsabilidad, la hombría de bien”.
Cuando estallaron los escándalos de corrupción por las causas “embrujo” y “revelación”, el gobernador encaró a los periodistas y con voz firme y sostenida advirtió: “No voy a permitir que ensucien el nombre de Mario Das Neves”.
Y como si no alcanzaran los cumplidos para el difunto gobernador, también se pronunció sobre el rol de la esposa de Das Neves, justo hace 4 años y en la misma localidad de Río Mayo: “Raquel (Di Perna) es un sostén importante para todos y cada uno de los integrantes de este gobierno y para los que estamos siguiendo el legado del señor gobernador Mario Das Neves”,
Arcioni, como en la fábula del escorpión que pica a la rana mientras era ayudado a cruzar el río, ataca a quienes lo formaron en política, lo ayudaron a crecer y lo depositaron en el lugar donde hoy se encuentra. “Está en mi esencia”, explicó el escorpión a la rana, segundos antes de hundirse en lo profundo del río producto de haber picado a quien se había ofrecido gentilmente a trasladarlo hasta la otra orilla.