sábado, 18 de enero de 2025

Por esa vocación natural de servir a la comunidad es que la Sra. Herminia Williams de Griffiths (Anty Hermin) tenía además de atender a su familia en el hogar y colaborar con su esposo en las innumerables tareas de la chacra en Tir Halen (28 de julio) otra virtud como partera muy recordada.

Cuando la necesitan en forma urgente, para atender a una parturienta, no dudaba un instante ni medía ni medía el esfuerza alguna para llegar a la vivienda y de inmediato se prestaba a brindar asistencia a la embarazada próxima a dar a luz.

Partera rural, llena de amor, ternura y seriedad profesional, realizaba sus tareas en forma voluntaria y gratuita, es decir sin pedir dinero alguno. Para ella no existía horario ni inclemencia del tiempo y a cualquier hora con lluvia o con frío que escarchaba lagunas y canales, al extremo de poder caminar sobre ellos, ella partía en vagoneta, si la venían a buscar o bien ella misma según sus cálculos preparaba la suya si los caminos lo permitían. De lo contrario iba a caballo con su montura de tipo americana, montando en sentido de estar sentada, mirando hacia el lado izquierdo de su caballo; además de montar con extrema facilidad, solía cabalgar con gran soltura y elegancia. Entre los numerosos partos que atendió Williams de Griffiths en un lapso de muchos años, hasta que su avanzada edad lo permitió, debo citar a la Sra. Cathrin Mary Schultze de Jones siendo parturienta primeriza con síntomas de parto prematuro, hecho que así ocurrió con el nacimiento de un bebé de siete meses de gestación y con escaso peso. En aquel año 1941, no se contaba en la zona con la incubadora para bebés prematuros y de escaso peso, pero con la experiencia y enorme dedicación de Anty Hermin, dedicó una especial atención a este parto. Tanto que el bebé como la madre superaron las dificultades, bajo la supervisión y asistencia de Hermin durante las primeras semanas. En cuanto al bebé, continuó bajo el cuidado de su abuela materna Charlotte Davies de Schultze y sus tías, quienes le brindaron enorme cariño alimentándolo como lo habría indicado la tía Hermin con agua de avena perlada y azúcar, y luego con un biberón de leche de vaca y tapadito en su cuna entre algodones y botellas de agua caliente.

Hoy es un hombre de 66 años, casado, con hijos y nietos y al realizar esta entrevista dice una nieta de Hermin Griffiths, la Sra Virna Griffiths del barrio Docente de Trelew, le manifestó su eterno agradecimiento a la mujer que lo atendió tan maravillosamente en sus primeras horas de vida, de lo contrario no estaría brindando este testimonio y el eterno agradecimiento hacia aquella noble mujer y a mi abuela y tíos que me brindaron tanto cariño.

Por Aldo Jones Schultze

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