Juan Plate nació en 1859 en Neuhaus, la Unterelbe, luego de estudiar en Hamburgo se embarcó en busca de aventuras llegando al Puerto de Buenos Aires en 1880. Trabajó durante un tiempo como auxiliar de una librería, y más tarde como empleado efectivo de la firma Ellerhorst & Hallman. En esos años comenzaba la colonización de los territorios ocupados durante la Campaña del Desierto. Junto a la incorporación de estas nuevas tierras al mapa del territorio nacional, se estaba produciendo en el país, un importante avance tecnológico en el área de los frigoríficos, el transporte y la cría de ganado, estas nuevas posibilidades transformaron la economía de la Argentina, atrayendo capitales extranjeros habidos de invertir en una nación que aparecía como muy prometedora. La llamada Generación del 80 estaba decidida a luchar por la expansión y el progreso dentro de la estructura económica y familiar del sistema liberal.
Juan Plate y un amigo llamado Saga, viendo en esto la posibilidad de progresar económicamente, fundaron un negocio en el año 1884 que llamaron “Plate y Saga”. Con parte de capital prestado y algunos pesos ahorrados, Plate vuelve a Alemania y compra expresamente herramientas, cerraduras, alambre y clavos, con esta mercadería su negocio progresó y prosperó rápidamente. Como empresario participó en el momento justo en que el avance del progreso tomaba características nunca antes vistas, proveía los implementos necesarios para alambrar campos, siendo testigo directo del auge de mensurar, adjudicar tierras, escriturar. Así se llenaron libros de Actas, miles de documentos escritos a pluma y tinta. Pronto el insospechado talento comercial de muchos inmigrantes europeos sorprendería y desconcertaría a los criollos.
En 1892 el negocio era uno de los más importantes de Buenos Aires. Un día llega desde la Patagonia el alemán Eberbach, hermano de quien ese momento fuera el Contador de la Firma. El “aventurero y cazador” alemán, según lo calificarían años más tarde algunos diarios personales de otros empleados de Plate, le cuenta sobre sus viajes, y le describe esas tierras a su entender despobladas y de futuro, que para él significaban sin lugar a dudas los territorios del sur, y que aún Plate no conocía. Entusiasmado por esa Patagonia que aún no conoce, Juan decide invertir en tierras, y según cuenta su nieto Joaquín Hardt, esto significaría para él una nueva etapa de su vida. Desde entonces se convirtió en otro pionero poblador, como tantos colonos que dejaron sus impresiones escritas sobre esta tierra, estos testimonios de arraigo sostenido por importantes inversiones, cambiarían para siempre aquel mito de “tierra maldita” iniciado por Pigafetta, falsa imagen sostenida durante años por Editoriales que respondían a intereses de terratenientes y comerciantes del Estrecho de Magallanes.
Estas tierras, ubicadas en el Paraje que hoy se conoce por el nombre con el que el propio Plate bautizó a uno de los campos: Nueva Lubecka, estaba a una enorme distancia de donde se encontraba su propietario entonces, fueron sus tierras años más tarde, dos establecimientos ganaderos muy importantes para la zona del Valle de Genoa. A una de ellas la bautizó con el nombre de “Nueva Lubecka”, en honor a la localidad donde había nacido Luisa Sartori, su esposa. Ese mismo año adquirió otras tierras, que recibieron al principio el nombre de su hija: La Emma, pero que luego llamaría “El Shaman”. En total, entre “Nueva Lubecka” de 23 leguas y “El Shaman” de 8,5, Plate fue dueño de 31,5 leguas de campo a escasos 60 kilómetros de San Martín y Gobernador Costa.
Juan Plate planificó cuidadosamente las obras de sus establecimientos ganaderos. Embarcó materiales de construcción hasta el único puerto patagónico cercano, el de Puerto Madryn. Desde allí, y como era usual en la época, continuó trasladando la carga que dejaban los barcos en carros tirados por bueyes, mulas o caballos, mientras tanto un pariente suyo de apellido Sartori, hermano de su mujer, bajaba con un arreo de ovejas desde Bahía Blanca, posiblemente viajaba acompañado por uno de los Lahusen, ya que para esa fecha se sabe de un traslado en el que participó uno de los integrantes de esta familia, y cuya firma comercial no tardaría en construir y fundar, su negocio de ramos generales en Piedra Shotel, paraje cercano a las tierras de Juan Plate.
La necesidad de contar urgente con un puerto más cercano, llevó a este empresario a juntar firmas de los propietarios de tierras vecinas en la zona del Valle del Genoa y Colonia Sarmiento, promoviendo e influyendo de esta manera en la voluntad de su amigo, el Perito Moreno, acerca de la posibilidad de crear un puerto en un paraje, recientemente ubicado por ellos y conocido como Rada Tilly. Luego de este primer viaje y de permanecer un mes en la zona, Plate regresa a caballo hasta General Roca, punta de rieles del ferrocarril. Ya de vuelta en Buenos Aires inicia una campaña para concretar el puerto. Peticionó ante las autoridades, y en menos de un mes recibía un Decreto del Gobierno que posibilitaría la fundación de una nueva población que a partir de ese momento se llamaría Comodoro Rivadavia. Este documento con la firma de los solicitantes, junto al posterior Decreto Gubernamental de fecha 23 de febrero de 1901 disponiendo la traza de un pueblo en el Chubut, “que se denominará Comodoro Rivadavia”, es un logro que aún no tiene el reconocimiento que se merece en la historiografía oficial. Quizás en parte esta negación se deba, a que en ese momento los 27 firmantes tenían domicilio legal en la Capital. Pero existe evidencia que Plate era propietario de uno de los primeros lotes en Comodoro Rivadavia. Entre los firmantes de tierras que lograron la fundación de Comodoro Rivadavia, estaban Staudt, von Bernhard, Schlechter, E. Barker, Angel Velaz, J. Olavarría y el propio Plate. Algunos luego gestionan la compra de los primeros lotes en la costa, y ante la falta de agua, Plate se dirige al Perito Moreno a fin de pautar y adquirir los medios necesarios para poder iniciar perforaciones. Moreno, que conocía el lugar, le avisa de las pocas posibilidad de encontrar agua, pero le hace saber que encontrará algo mucho más importante: Petróleo. El Perito Moreno se compromete a gestionar el envío de máquinas para poder escavar a mayor profundidad de la necesaria para poder encontrar agua. Plate contratará a Francisco Pietrobelli, quien entonces residía en Colonia Sarmiento para que se sume al proyecto y le construya un galpón. Así el 13 de diciembre de 1907, perforando a 507 metros de profundidad encuentran petróleo por primera vez en el sur, pero no en el país, antes se había hallado en el norte argentino.
Por todo esto es posible considerar a Juan Plate como el verdadero fundador de Comodoro Rivadavia. En 1904 Plate hizo construir una oficina de correos y la entrega en donación junto a las tierras donde se levanta a la Dirección General de Correos y Telégrafos. Entre los ambiciosos proyectos elaborados, hay que enumerar a la Sociedad “Ferrocarril Sud Argentino” fundada por Plate en 1900, proyecto que pretendía unir con una línea de ferrocarril la costa atlántica y la cordillera, trayecto que pasando por Gobernador Costa, uniría el Puerto de Comodoro Rivadavia con los amales que bajaban del Nahuel Huapi y los que vendrían desde el Lago Buenos Aires, tal el proyecto de Ramos Mejía. Se consiguen las correspondientes concesiones para la sociedad formada por Plate y se realizan los estudios para los primeros 520 kilómetros, junto al relevamiento se sumaba la mensura de los primeros 90 kilómetros. Lamentablemente este proyecto no prosperó, no contó con el apoyo de las autoridades gubernamentales, y los socios no pudieron reunir el dinero necesario, fracasó ya del todo cuando en 1908 el Congreso de la Nación anuló la concesión.
Juan Plate murió en 1938, sus hijos se hicieron cargo de los negocios y su hija de la estancia que lleva su nombre, luego Emma la vende a sus hermanos mayores. En los años 60 la firma Plate & Co pasará a manos de la familia Bunge, ya que Eduardo Bunge está casado con la nieta de Plate. Un biznieto de este emprendedor pionero patagónico continuará años más tarde con la tarea rural.
Párrafos extraídos del libro Gobernador Costa –Ernesto Maggiori