El de Thérèse Coffey no es un nombre que suene especialmente más allá de las fronteras del Reino Unido. Pero la polémica que la rodea podría ser la misma en cualquier otro país. Desde que hace un mes fuera nombrada titular de la cartera de Sanidad por la primera ministra Liz Truss, en las principales cabeceras se han escrito contundentes artículos de opinión sobre ella y en las radios y televisiones los tertulianos la mencionan con asiduidad. ¿El motivo? Las críticas que recibió tras asumir el cargo por ser fumadora, tener sobrepeso y fama de juerguista.
En una entrevista en la cadena LBC, Nick Ferrari le preguntó que si alguien como ella debería estar a cargo del ministerio que vela por la salud de la gente, a lo que Coffey respondió que ella no es un «modelo a seguir» en lo que respecta a su salud personal, pero que en su trabajo estará enfocada en ayudar a los demás. Los medios no han escatimado en tiempo y espacio para discutir sobre la legitimidad de criticar su obesidad o sus hábitos privados, como beber alcohol, y mientras unos defienden que su imagen para esa cartera no es la mejor, otros han señalado que detrás de estas opiniones negativas están la misoginia y la gordofobia.
Coffey es antiabortista debido a sus creencias religiosas y en su día votó en contra del matrimonio homosexual
A estas críticas también se le han sumado otras que tienen que ver con su desempeño y sus decisiones, como el no pedir más vacunas contra la viruela del mono, aunque, por otro lado, se espera como agua de mayo su promesa de reducir a dos semanas la espera para una cita con un médico de cabecera. Amiga íntima de Truss, de quien ejerció como jefa de campaña en la batalla por el liderazgo conservador, es también su aliada política más cercana y por ello ostenta también el cargo de vice primera ministra. Tan unidas están, que en los pasillos de Westminster se les conoce como ‘Liz y Tiz’, y además de ideología política también comparten aficiones, como cantar en karaoke.
«Tiene peso intelectual, es firme en sus opiniones, es muy dedicada porque tiene un gran sentido del deber», opinó en declaraciones al diario ‘The Times’ la exdiputada Louise Mensch, a quien conoció en la Universidad de Oxford en 1989, cuando la ministra estudiaba química.
Al igual que su amiga Truss, es una gran admiradora de Margaret Thatcher, que marcó sus años de juventud y cuyos ideales la llevaron no solo a estudiar lo mismo que ella en la misma universidad, aunque luego obtuviera su doctorado en el University College de Londres, sino a unirse a las filas conservadoras más adelante en su vida y entrar de lleno a la arena política. Obtuvo su escaño en el 2010, tras intentar dos veces, sin éxito, su entrada al Parlamento europeo.
Hija de Thomas y Alice, ambos maestros, nació en Ince, un pueblo de Lancashire en 1971, y recibió una educación católica y privada en colegios de Liverpool y Gales de la que se siente orgullosa, e incluso, según ‘The Times’, en una ocasión se perdió una votación parlamentaria porque estaba en misa en la capilla del Parlamento.
Sus creencias religiosas son el motivo de que sea antiabortista y también votó en su momento en contra del matrimonio homosexual. Soltera y muy cercana a su familia, esta semana volvió a ser noticia, aunque no por un buen motivo, sino porque algunos tories se quedaron dormidos durante su discurso en el congreso del partido.