Argentina tiene una provincia que apunta a ser un distrito de analfabetos: Chubut.
Chubut ha vivido un apocalipsis educativo. Entre 2013 y 2019 se calcula que se perdieron como mínimo más de 300 días de clase. O sea: en seis años de clase se perdieron casi dos. Después vino la pandemia de 2020, la consecución de paros en 2021 y este año ya se perdieron 15 días por distintos motivos.
Todo esto sin contar la cantidad de horas y jornadas perdidas por reclamos edilicios, los días sin clases por “viento”, las asambleas, los feriados por cualquier cosa y todo lo que quieran imaginar.
El descalabro tiene responsables clarísimos. El gobernador Mariano Arcioni es individualmente quien más daño provocó. Para ser elegido en 2017 prometió a los maestros un aumento que hasta el sindicato sabía que no podría pagar. De hecho, la Provincia quebró. Ese año y 2018 fueron una catástrofe escolar, pese a que la Nación le dio recursos que a nadie más brindó.
También hay una cuota de irresponsabilidad en los propios chubutenses que reelegimos a Arcioni con 39% de los votos en 2019 y hemos sido incapaces de cambiar el sistema perverso que está transformando a nuestros hijos en alfabetos funcionales y a Chubut en la primera Provincia Iletrada de la Argentina.