martes, 15 de octubre de 2024

Un análisis genético de antiguos restos fósiles encontrados en los yacimientos de Atapuerca, en el norte de España, asegura haber resuelto el misterio sobre el origen de una de las poblaciones más enigmáticas de Europa: los vascos.

Las características genéticas de este grupo humano del norte de España y el sur de Francia así como su lenguaje único, han tenido intrigados a los antropólogos durante décadas.

Una de las teorías prevalecientes es que provenían de un grupo de antiguos cazadores que no se había cruzado con otras poblaciones. Es decir, que estaban ligados genéticamente a poblaciones preagrícolas.

Pero ahora, un estudio publicado en la revista PNAS (Proceedings of the National Academy of Sciences), afirma que descienden de los primeros agricultores que se vincularon con cazadores locales. Y que fue más tarde que quedaron aislados durante miles de años.

Esto significa que el origen de los vascos es más reciente de lo que se pensaba: se remonta a 5.000 años.

Descendientes de agricultores
Los vascos tienen un idioma único, el euskera, que no está relacionado con ninguna otra lengua europea, o de hecho, del mundo.

Además los vascos, habitantes de una región montañosa de la Europa Atlántica, tienen un patrón genético diferente al de sus vecinos en Francia y España.

Por esta razón, resultaba lógico creer que eran representantes de un grupo humano más antiguo.

Mattias Jakobsson, investigador de la Universidad Uppsala, en Suecia, analizó los genomas de ocho agricultores de El Portalón (Atapuerca) que vivieron entre hace 3.500 y 5.000 años, después de la transición hacia la agricultura en el suroeste de Europa.

Los resultados de su investigación demostraron que los agricultores ibéricos primitivos son los ancestros más cercanos de los vascos actuales.

Comparaciones con otras antiguas poblaciones de agricultores europeos muestran que la agricultura llegó a la Península Ibérica de la mano de los mismos grupos migratorios que la introdujeron en el norte y centro del continente europeo.

Estos pioneros se expandieron desde el Cercano Oriente por toda Europa hace unos 7.000 años, en el período conocido como Neolítico.

Una vez que estos agricultores se establecieron, se mezclaron con los cazadores-recolectores locales, descendientes de las poblaciones que habitaron Europa durante la última Edad de Hielo.

Diferencias
El nuevo estudio también explica algunas de las diferencias entre los vascos y sus vecinos en Francia y España.

Después de que las poblaciones de cazadores-recolectores se mezclaron con los agricultores, los ancestros de los vascos quedaron aislados de los grupos humanos que los rodeaban por una serie de factores vinculados a la geografía y cultura.

“Es difícil especular, pero hemos trabajado con historiadores vascos y resulta evidente por los registros históricos que esta zona fue muy difícil de conquistar”, le dice Jakobson a la BBC.

Esto quiere decir que la región vasca no se vio afectada por las subsecuentes migraciones que moldearon los patrones genéticos en el resto de Europa.

Los investigadores analizaron el ADN de ocho individuos hallados en El Portalón, en los yacimientos de Atapuerca.

Uno de estos movimientos migratorios ocurrió en la Edad de Bronce, cuando poblaciones de la periferia este del continente se trasladaron en masa hacia el oeste.

Se cree que esta migración esparció las lenguas indoeuropeas en Europa, sobre todo en el centro y en el norte y un poco menos en el sur.

Mientras que los genomas de los franceses y españoles presentan evidencia de esta contribución genética del este, los vascos no.

La otra migración que contribuyó a aumentar las diferencias fue la del ejército musulmán en el año 711 d. C., que cruzó desde África del Norte a la Península Ibérica dando inicio a una ocupación que se extendió por más de 700 años.

Si bien es posible detectar ciertos rasgos genéticos de ancestros norafricanos y subsaharianos en los españoles, estas características están ausentes en los vascos.

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