
El “Libre del Sur”, el 17 de enero de 1925 mencionaba que el pueblo esperaba que los concejales electos cumplieran con las expectativas y confianza que se habían depositado en ellos. No obstante, criticaba a la lista Unión Popular por obstaculizar el trabajo. Se reclamaban servicio de la Municipalidad de Esquel, soluciones a problemas de una localidad en crecimiento: “…intervenir en la luz eléctrica cuyo servicio es bastante deficiente, (…) tratar por todos los medios posibles el mejoramiento de la venta de leña, pues las necesidades de las familias son muchas y hay que velar por ellas, suprimir patentes comprendidas en los artículos de primera necesidad como ser la carne, leche, pan…”
También se insistía con énfasis en la necesidad de contar con una sala de primeros auxilios, la construcción de zanjas para el desagüe del pueblo, el arreglo de caminos en invierno, y en que la Municipalidad atendiera al público durante la mañana y la tarde.
Atento a las necesidades y tal vez a los reclamos, a fines de enero de ese mismo año, la Municipalidad llamaba a licitación, por medio de la prensa, para la ejecución de 6.000 metros de zanjas en calles y quintas del pueblo, y limpieza y ensanche de las existentes; el acarreo de 3.000 carradas de pedregullo o ripio para efectuar rellenos en las calles y camino de acceso, y para la construcción de 30 alcantarillas o puentes sobre los canales que cruzaban la ciudad.
La comunidad se sacudió a fines de 1925 cuando se supo de un robo a la Municipalidad; la prensa se hizo eco del suceso y el semanario “El Libre del Sur” brindó información con opinión investigando entre los actores principales.
Con el título de EL ROBO A LA MUNICIPALIDAD, se informaba que “De acuerdo con lo manifestado por el Secretario de la misma, el monto asciende a la suma de $ 696,75. Bochornosa actitud asumida por la Comuna en este acto delictuoso. Los concejales Dr. Hugo Roggero y Ervedo Rossi presentaron sus renuncias”.
Además de esa suma, habrían antes desaparecido unos $ 116,7 en sobres de un cajón de escritorio. Las sospechas, tanto de negligencia como por complicidad o implicancia directa, recayeron en el Secretario de la Comuna. Se debatió sobre su permanencia; el sujeto renunció y los concejales, por mayoría, rechazaron esta decisión. El Secretario aceptó que no había balances bien hechos y uno de los concejales, el Sr. Brun (quien según el diario era muy cuestionador de telegramas y notas), actuó ahora como si nada hubiese sucedido.
El editorial del 5 de diciembre de 1925, del mismo medio de prensa, bajo el titular de “El robo a la Municipalidad” expresa que “Según informaciones, el Interventor Spartako Willamson a (sic) comprobado la desaparición de una suma de dinero que oscila alrededor de $ 670 incluyendo los que estaban dentro de los sobres.” El tema siguió dando que hablar y el semanario se ocupó del mismo, aún entrado 1926. La situación imprimía presión a las elecciones comunales que se realizaban ese año.
Textos del libro “Esquel…del telégrafo al pavimento”, de Jorge Oriola