domingo, 15 de junio de 2025

El senador nacional y exintendente de Comodoro Rivadavia, Carlos Linares, criticó fuerte a parte del gabinete municipal de Othar Macharashvili, y puso bajo la lupa lo procesos licitatorios que están llevando a cabo en estos días de los contratos del transporte público y la recolección de residuos.

“Hay secretarios que no entienden, no pueden o no saben, y no están a la altura de las circunstancias”, afirmó Linares y, si bien evitó dar nombres, dijo que estas observaciones las ha conversado personalmente con el intendente Macharashvili. “El único que tiene el cargo asegurado es el intendente, los demás son todos recambios”, afirmó, y destacó: “No tiene que temerle miedo a la renovación del gabinete.

Uno de los puntos más críticos del diagnóstico de Linares fue el manejo de los pliegos de licitación del transporte público y la recolección de residuos urbanos, contratos que representan un impacto significativo en las finanzas municipales. Según detalló, entre ambos servicios, el municipio destina más de 3.000 millones de pesos por mes en subsidios, lo que representa casi 40.000 millones anuales: “Eso es lo que cuesta la obra hídrica que necesita Comodoro”, comparó.

El senador cuestionó la falta de debate en torno a estos contratos y señaló que las audiencias públicas realizadas no contaron con participación ciudadana significativa. “Patagonia Argentina no presta un mal servicio, pero hay que discutir el costo real del boleto y cómo se subsidia”.

Sobre la recolección de residuos, fue aún más crítico: afirmó que Comodoro “está sucio”, y atribuyó parte del problema a la falta de control municipal sobre la empresa concesionaria. “Pagamos por un servicio que no se está cumpliendo. El barrendero hace tres meses que no pasa por mi cuadra”, denunció, y pidió revisar con seriedad los términos del contrato con Urbana.

Para Linares, estos procesos licitatorios deberían ser abordados con mayor profundidad y con un enfoque participativo. “Habría que convocar a todas las vecinales junto a los concejales para discutir el modelo de ciudad que queremos. No es una cuestión de buena o mala fe, sino de responsabilidad política y control”.

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