jueves, 26 de junio de 2025

El conflicto entre las cámaras empresarias del sector pesquero y el Sindicato de Obreros Marítimos Unidos (SOMU) sigue empantanado y amenaza con extender su impacto a toda la cadena productiva. Fernando Álvarez Castellano, uno de los empresarios más relevantes de la pesca en Chubut, aseguró que la negativa del gremio a sentarse a negociar no tiene precedentes en sus más de 30 años en la industria. “Nunca vi una negociación tan cerrada, donde el no es no sin explicación”, disparó.

El empresario español cuestionó la postura del SOMU, que mantiene paralizada la zafra de langostino en aguas nacionales. “No quieren negociar, no porque estén defendiendo un salario, sino por no crear un precedente sindical de haber firmado algo a la baja”, sostuvo, y explicó que la propuesta empresarial no implica una baja real si se la considera en dólares. “Con el dólar como está, no están firmando nada a la baja”, insistió.

Álvarez Castellano deslizó que el conflicto podría estar siendo monitoreado desde las altas esferas del poder sindical o incluso político. “Me dijeron que el conflicto está siendo monitoreado desde arriba, porque puede sentar un precedente”, advirtió, y vinculó la actitud del gremio con el proceso electoral interno que el SOMU enfrentará a fin de año. “Van a morir en esa”, dijo, en referencia a la actual conducción sindical.

Además, criticó duramente la falta de respuestas a los trabajadores. “Les dicen que propongan ellos qué hacer. ¿Cómo le vas a decir eso a tus afiliados? ¡Para algo te eligieron!”, cuestionó. En contraste, destacó la actitud de otros gremios del sector como el SICONARA y Capitanes, que si bien rechazan descuentos, al menos se sientan a discutir.

“No podemos salir a pescar para perder plata”

Según el empresario, la situación del mercado internacional también condiciona la actividad. “El langostino ecuatoriano nos está matando en los mercados”, lamentó, y mostró ejemplos concretos: “Mandé a sacar fotos a supermercados europeos, y el precio real del langostino está a 8 euros, no a 20 como dicen algunos dirigentes del SOMU”.

Desde su óptica, el problema de fondo es económico: “No podemos salir a pescar porque perdemos dinero”. En su caso, ya detuvo la actividad en sus plantas en Madryn. “Las había abierto en mayo, como todos los años, pero viendo los números, volví a cerrar”, explicó. Esa parálisis, dijo, afecta a toda la economía de la ciudad: “No son solo los barcos, son las plantas, las cámaras, los camiones, los estibadores del SUPA, todo”.

El intento de prospección y las dudas sobre el futuro

La posibilidad de una prospección con barcos fresqueros de Mar del Plata no generó entusiasmo. “¿Quién les va a comprar? Yo no les puedo pagar más de cierto precio, y a ese precio no van a querer vender”, advirtió. “Vamos a ver cuántos barcos salen. Ahí vas a tener la respuesta de la crisis que hay”, adelantó.

Pese a su escepticismo, Álvarez Castellano se mostró esperanzado de que el conflicto no se traslade a las aguas provinciales. “Ahí ya se empezaron negociaciones y hay más actores involucrados, muchas más plantas, mucha más gente. No creo que nadie quiera repetir este escenario”.

El empresario dejó en claro que, en estas condiciones, no reactivará su flota. “Yo hago un viaje para no perder el permiso, pero no puedo trabajar para perder plata”, afirmó con contundencia.

 

Nota elaborada en base a declaraciones al programa Redacción 20 de LU20

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