domingo, 7 de diciembre de 2025
Los hermanos Ralph y George Newbery

Entre los nuevos proyectos no faltó el de una colonia yanqui, impulsada por el cónsul general de los Estados Unidos en nuestro país, Ralph Newbery, y su hermano George. La presencia de los Newbery en nuestro país data desde 1870; los dos eran odontólogos y entre sus pacientes figuraba -entre otros importantes personajes- el general Roca. Esta relación con la alta sociedad les facilitó la adquisición de campos en la provincia de Buenos Aires.

Hacia mediados de la década de 1880 George Newbery trae vaqueros texanos para emplearlos en sus estancias, algunos con cuentas pendientes en la justicia. Entre las tareas que cumplían estaba el arreo de ganado a Chile (lo que antes habían hecho los indígenas). Este comercio con Chile trajo como consecuencias la estimulación del cuatrerismo, el contrabando y otros delitos conexos. Ya en 1887 el banco de la provincia de Buenos Aires en Bahía Blanca fue asaltado por bandoleros yanquis; otra consecuencia fue que los acercó a la zona fronteriza, cuya excelencia no tardaron en valorar.

Pero también llegó gente laboriosa, entre ellos Jarred Augustus Jones, John Waugh Crockett, Martín Sheffield… Jones se establece en las nacientes del Limay en 1890; a partir de ahí se afincan otros en la zona formando, junto con algunos ingleses, una pequeña colonia de habla inglesa. Este pequeño núcleo hizo pensar a los Newbery que podría constituir la base de una colonia norteamericana en la región. La política imperialista del presidente Teodoro Roosevelt se prestaba para ello. Sus planes se vieron facilitados porque Ralph era cónsul general de su país en Buenos Aires y George ya ocupaba un campo en las cercanías del Nahuel Huapi en 1900. El 1º de diciembre de 1903 “en representación de varios inmigrantes norteamericanos” George solicita 730.000 hectáreas, situadas sobre la frontera entre el lago Gutiérrez y Cholila y por el este hasta las grandes estancias inglesas, con el fin de fundar una colonia. La solicitud lleva también la firma de otro yanqui, Hiram S. Kribs. Como se trataba de una zona fronteriza, e incluía las tierras del valle de Cholila solicitadas por Santiago Ryan (Sudance Kid) en 1902, fue comisionado el gobernador del Chubut, Dr. Julio Lezana, para reconocer el lugar. Los pobladores de Cholila lo recibieron y trataron muy bien, especialmente los norteamericanos que lo alojaron en su cabaña. Desde Leleque, Lezana envió, el 10 de marzo de 1904, un telegrama desaconsejando el otorgamiento de esas tierras donde residía un apreciable número de ocupantes, casi todos chilenos, y el gobierno nacional no autorizó la colonia.

A fines de ese año Florencio Martínez de Hoz solicitó 44.000 hectáreas en el valle inferior del río Manso y El Bolsón; además había comprado 55.000 hectáreas de las que el gobierno había donado a Francisco P. Moreno. Martínez de Hoz, a su vez, vendió esas tierras a la Compañía Frigorífica de Cochamó; pero el gobierno anuló la operación por temor a futuras reclamaciones, como ocurrió años más tarde en Río Encuentro.

Otro factor que influyó en el fracaso de la colonia yanqui fue que, aprovechando el entusiasmo que había despertado esta iniciativa y el escaso control que había sobre los inmigrantes, junto con la gente laboriosa, llegaron también no pocos delincuentes profesionales, buscados en su país por asaltos y robos a bancos y trenes. Consiguieron sin dificultades tierras en el valle de Cholila (Chubut) dedicándose a la cría de ganado. Resulta llamativo que coincidentemente con el fracaso de la colonia, algunos de ellos, que se habían ganado fama de “honrados ganaderos y bueno vecinos”, decidieron volver a su antigua actividad que, tal vez, les resultara más atractiva y lucrativa que criar ganado y venderlo con grandes trabajos en Chile. Para terminar con las fechorías de ésta y otras bandas delictivas que operaban en el oeste chubutense y rionegrino fue creada en 1911 la Policía Fronteriza. Los primeros detenidos por la Policía Fronteriza del Chubut fueron dos jóvenes norteamericanos de Bariloche, los hermanos Carlos y Benjamín Wagner, prófugos de la justicia por abandono de una tropa de carros y dispersión de las mulas en un viaje entre General Roca y Bariloche. En el registro de presos de la Policía Fronteriza del Chubut, cuya nómina encabezan, figuran como detenidos por “acusados de hurto de 2.500 pesos en Río Negro a Witterbury y Escuder”, que habían confesado. El hecho creó cierta inquietud por las complicaciones diplomáticas que podrían derivarse. Permanecieron detenidos en la Policía Fronteriza hasta diciembre de 1911 en que, reclamados por el Juez Letrado de Río Negro, fueron trasladados a Bariloche y sobreseídos el 14 de enero siguiente.

Pero del país del norte no llegaron solamente salteadores y cuatreros, como ya se dijo, sino también hombres que dieron sobradas pruebas de su espíritu emprendedor. Las estancias de los norteamericanos eran las más progresistas y mejor organizadas. Fueron también norteamericanos los pioneros de la piscicultura en el Nahuel Huapi y en otros lagos de la región andina.

En 1903 John W. Jones, un biólogo de origen sueco residente en los Estados Unidos, donde era 2º jefe de la Oficina de Piscicultura, previo estudio del clima y de las condiciones de las aguas de la región, preparó el envío de los primeros embriones de truchas y salmones, la mayor parte, y algunas otras especies, 1.500.000 huevos en total. Responsable del embalaje en cajas especialmente preparadas y del cuidado durante el largo viaje fue Eugenio A. Tulian. El viaje se realizó desde Nueva York hasta Buenos Aires en barco, pasando por Inglaterra, por no haber línea directa; desde Buenos Aires a Neuquén en tren y desde allí hasta el Nahuel Huapi en carro, 45 días, pues habían partido el 19 de enero y llegaron a destino el 4 de marzo de 1904 en excelentes condiciones; sólo un 10% de pérdidas, habiendo partido en pleno invierno y arribado en lo más caluroso del verano. Un éxito completo.

El criadero inicial se estableció en un manantial situado en el campo de Benito Boock al sur del Limay, cerca de su nacimiento. Su desarrollo posterior obligó a buscar un lugar más apropiado y fue trasladado al kilómetro 11 de la ruta al cerro Catedral, sobre el arroyo Gutiérrez. En agosto de 1906 el ministro de Agricultura, Ezequiel Ramos Mejía, prohibió la pesca en el Nahuel Huapi para evitar la destrucción de las especies y favorecer su reproducción y poder poblar otros lagos. Éste es el origen de los salmónidos y truchas que hacen las delicias de los amantes de la pesca deportiva y del buen paladar.

Fragmento del libro “La cruz en el lago”, de Clemente Dumrauf

 

Compartir.

Dejar un comentario