sábado, 14 de septiembre de 2024

El anuncio parecía importante, el gobierno movilizó a funcionarios, dirigentes y medios de comunicación al Hospital Santa Teresita de Rawson. La puesta en escena fue grande y todo el mundo estaba expectante ¿Qué iba a decir Arcioni? ¿Anunciaría la llegada del tan necesario tomógrafo? ¿O la culminación de la ampliación, obra que lleva casi 9 años? ¿Van a equiparlo que para, finalmente, se convierta en hospital zonal?

“Estamos trabajando para que Rawson tenga el Hospital que se merece”, afirmó Arcioni, e incrementó las ilusiones todos los presentes. “Hoy, estamos entregando equipamiento para cirugías de alta tecnología, y según nos comentaron los cirujanos es un equipamiento de un nivel excepcional”, remató.

A medida que avanzó el discurso las esperanzas se fueron deshilachando,  Arcioni y sus muchachos llevaron una cama para partos respetados, un equipo para la electrocoagulación con cables; seis pinzas marca Ligasure y dos electrobisturí marca Wem Medtronic.  La inversión total fue de entre los 3 y los 4 millones de pesos, un monto nada despreciable pero que está muy lejos de ser un desembolso digno de destacar y que demuestre que el gobierno intenta darle a la Capital provincial un hospital a su altura.

Por su parte, el ministro de Salud, Fabián Puratich, indicó que “uno de los objetivos de la gestión es darle la jerarquía que merece un hospital, en este caso como lo es el de la capital de la Provincia. El Gobernador pidió jerarquizar el nosocomio, y en ese camino estamos”.

La ampliación del Hospital Santa Teresita comenzó a fines de 2013 bajo la gestión del entonces gobernador Martín Buzzi y todavía falta mucho para terminarla: la segunda etapa de obra ni siquiera fue licitada. En estos casi 5 años Mariano Arcioni no mostró  interés ni destinó recursos para terminarla y permitir que el hospital cuente con la estructura necesaria para brindar un servicio de óptimo para la ciudad.

Además de la falta de inversiones para mejoras edilicias, los profesionales no perciben salarios apropiados y hay ausencia de incentivos laborales para el personal médico; la migración de profesionales y de auxiliares de salud hacía nosocomios que les ofrecen mejores perspectivas es permanente y la recategorización del hospital para que pase de subzonal a zonal parece haber quedado en una simple declaración populista que cayó en el olvido.

En este triste y complejo contexto, Arcioni monta un enorme show mediático, entrega una cama para partos, dos bisturís y unas pinzas y exclama convencido que están “jerarquizando el hospital de Rawson”.  Una auténtica tomada de pelo para los trabajadores y la comunidad en general.

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