sábado, 27 de julio de 2024

El silbar del viento, escuchado a través de los postes telegráficos, me parecen un recuerdo de
profunda soledad… No habían chicos de nuestra edad, y la costa era muy temerosa para mis
padres. Cabo Raso contagiaba soledad.

Antigua línea telegráfica en cercanía de Cabo Raso

Para Cabo Raso, en ese lejano Este, el tráfico marítimo fue un aliado fundamental a la hora de
sacar por su puerto los frutos del país o también como transporte de pasajeros hacia otros
destinos, significando también la puerta de ingreso de numerosas familias inmigrantes.

La cría de ovejas era la actividad económica por excelencia, y consecuencia de ello se da en
paralelo una mayor presencia del Estado acompañando el desarrollo y también el asentamiento
de emprendedores que apostaron al comercio como modo de vida.

Es así que al establecimiento de la Oficina de Correo y Telégrafo le siguen el Destacamento de
Policía, el Juzgado de Paz y Registro Civil, delegación de la Caja Nacional de Ahorro Postal, la
Escuela Nº 29, la que posteriormente cambia su denominación a Escuela Nacional Nº 92
naciendo también hacia 1940 el Internado “Mendoza” en homenaje al Torpedero Mendoza de la
Armada Argentina que apadrina a la escuela.

Son conmovedoras las historias que cuentan la llegada de aquellas familias pioneras a estos
territorios, al respecto, Rodolfo “Rudy” Pögler relata “Mi padre, José Sebastián Pögler,
primero llegó a Cabo Raso en el año 1912 cuando vino de Austria, porque él era austríaco.
Entonces cuando llegó desembarcó en Buenos Aires y estaba en un hotel. La familia Miche,
que son suizos se entendieron por el idioma, también ellos estaban en el mismo hotel y como
se entendían Miche le dice ¿y vos no te animas a venir a la Patagonia? Porque yo estoy
comenzando a poblar un campo, una estancia a formar allá y si te animas…he llevado yo
unos familiares nuestros que son de la familia Schulze que se van a entender por el idioma y
todo, si vos te animas venís conmigo, te llevo. Bueno bueno, dijo mi padre, y ahí se vino a
Cabo Raso en 1912 a lo que actualmente es la Estancia La Berna que se estaba
poblando…Mi padre vino y se quedó ahí. Luego poblaron al lado de Cabo Raso, había un
lotecito de dos leguas, chico, El Changuito se llamaba, entonces a mi padre lo puso a cuidar
ahí. En eso llegó mi madre que tenía una hermana que había venido anteriormente casada…
Mi tía se llamaba Anita Schmitt casada con Matchke que era alemán también. Es así que
llegó a Cabo Raso en el barco, creo que en el Villarino que todavía hacía viajes al extranjero
y a esta zona y entonces fue ahí cuando desembarcó en Cabo Raso que se conocieron con mi
padre que estaba en El Changuito. Eso habrá sido en el año 1916 o 1917 porque ellos se
casaron en 1918. En la Estancia El Changuito nacieron mis dos primeros hermanos Juan y
Catalina Brunilda…”

Matrimonio de Juan Sebastián Pögler y Catalina Schmiedt con sus hijos

El Anuario Kraft del año 1913 cita las siguientes actividades comerciales: acopiadores, tienda,
almacén y ferretería: Trucco y Rodríguez, café y billar: Eduardo Vales, carnicería: Luis Reggio,
hotel y fonda: Eduardo Vales, peluquería: Tomás Ostúa, zapatería: Tomás Ostúa, Trucco y
Rodríguez, cantera de piedras, Sociedad Anónima “Atlas Quary”: Director Manuel Rodríguez,
constructor: José María Elgorriaga.

Pero fue un comercio, el primero y también el último en cerrar junto a la última moradora de
Cabo Raso, el que marcó toda una época de esplendor, un Almacén de Ramos Generales.

Esther Carro de Trucco recuerda sobre sus abuelos primeros propietarios del negocio: “Mi
abuelo Santiago Pérez Pérez con su esposa María del Carmen Vázquez, mi abuela y una
hermana llegan desde España a Deseado en el año 1895 cuando mi abuela tenía 7 meses, ahí
están un tiempito y nace otro tío, luego se mudan a Camarones donde nacen dos hijos más y
como mi abuelo tenía amistad con Fischer se muda a Cabo Raso y pone el primer Almacén
de Ramos Generales “La Tehuelche”. Eso ha sido poco antes del 1900 porque cuando llega
Trucco y el correo ya estaban en Cabo Raso. Mi abuelo Santiago le vende el negocio a Juan
A. Trucco en sociedad con Manuel Rodríguez. Mi abuelo vende para irse a vivir a Buenos
Aires con la familia y para celebrar el viaje y el trato con los compradores brindan con un
cognac y esas dos botellas aún están de recuerdo en la estancia Santa Elena…”. Juan Trucco
que compra el negocio hacia 1910, posteriormente, en Diciembre de 1913, adquiere de su socio
la totalidad del almacén y como aún era empleado del correo lo administra Juan Heinken, donde
nace en 1920 su hijo Víctor.

. Cabo Raso año 1922

Entre los pioneros que se afincaron en este puerto, habían llegado desde un paraje cercano,
Malaspina, una familia de comerciantes que marcó para siempre aquellos tiempos de un Cabo

Raso pujante, hasta su desaparición. Don Simón Finat, su esposa Mercedes Niella y sus hijos
Emiliano y Merceditas adquirieron, en el año 1924, el Almacén de Ramos Generales “La
Tehuelche” y partir de allí, el almacén pasó a llamarse “La Castellana” como homenaje a su
origen español.

El principal medio de transporte era el marítimo, pero también el de carros que trasladaban la
lana desde los campos al puerto para embarcarlos en los buques o también fleteaban pasturas
desde el valle del río Chubut o los mercachifles con variadas mercaderías.

Los Walker fueron una familia importante de carreros que también adquirieron campos en la
zona. Sobre esos tiempos y quehaceres, Nelson Walker comenta: “…Mi viejo iba mucho hasta
Cabo Raso y poco más allá. Él se crió arriba de una tropa de carros que tenía su hermano
mayor Ellis Walker, ahí se hizo carrero mi papá también, mi papá se llamaba Samuel
Spencer Walker. Ellos nacieron acá en el valle, en la chacra de mis abuelos y trabajaron la
chacra de muy chicos y después cada uno salió a buscarse su puchero, varios fueron
carreros. Pasando Dos Pozos está la laguna Charles porque ahí tenía su campamento otro de
mis tíos, Charles Walker, pasaban los carreros por ahí. Mi padre ya pasaba por Puerto Cabo
Raso en 1910-1912, yo recuerdo que mi viejo con la tropa de carros que tenía con el hermano
y con otro hermano que tenía llevaban de acá del valle carga, pasto, víveres y no sé qué otras
cosas para toda la zona de la costa y los puestos de los campos. Llegaban a Cabo Raso con
lana que depositaban en la misma costa, ahí venían los barcos, arrimaban y cargaban la lana
y los cueros que hubiera y descargaban los barcos mercadería que venía de Europa. Los
carros llevaban caballos y mulas, A veces iban hasta seis caballos tirando del carro y usaban
también las mulas. Ellos eran fleteros para trasladar entre los campos”.

También la última etapa de la escuela y el internado marcaron una época que aún recuerdan
muchos de sus ex alumnos, junto al recuerdo de Victorina Lacoste, protagonista de esos años
por su compromiso con la comunidad.

Mientras el tráfico marítimo declinaba ante la apertura de la Ruta 3 y el puerto de Camarones,
otras actividades aparecieron momentáneamente en diferentes momentos, tal es el caso de la
pesca del cazón y la recolección de algas para la planta procesadora situada en Gaiman.

El Faro y las balizas instalados entre 1916 y 1925 siguieron cumpliendo sus funciones
brindando seguridad a los navegantes. Por su parte el mantenimiento de sus instrumentos
seguen a cargo del Servicio de Hidrografía Naval de Puerto Madryn.

Cabo Raso día a día se va despoblando hasta solo quedar una pobladora permanente, Mercedes
Finat, esa pionera llegada desde muy pequeña en 1924, quien atendía aún su comercio “La
Castellana” además de atender también la estafeta cuando se cerró el correo, de brindar
colaboración a los torreros de la Armada, de tomar los datos del clima y de ser la parada
obligada del transporte de Francisco Avelluto cuando unía por Ruta 1 Trelew con Camarones en
travesías muy recordadas por quienes fueron sus pasajeros.

Mercedes vive hoy en el recuerdo de aquellos que la conocieron y apreciaron. Como bien
escribía en una Carta de Lectores Inés Mercedes Muller a pocas horas de su fallecimiento,
“Mercedes Finat fue el alma de Cabo Raso…por mujer chubutense, por valiente, por
aferrada a su terruño, por la voluntad de vivir en la mayor simplicidad, la tenemos así en el recuerdo. Supo la muerte estaba muy cerca. No quiso compasión ni ayuda, el sábado murió
en paz en su humilde casa. Todo terminó…”.

Mercedes Finat en su negocio junto a don Leandro Miche e hijo, año 1980

Así se fue, así se apagó la luz de la guardiana del faro, la última moradora de Cabo Raso un 6 de
Junio de 1987. Sus restos descansan en el cementerio de su amado lugar.


Este artículo trata de rescatar la memoria colectiva de ese pueblo que como leí en algún lado “se
niega a ver deambular los fantasmas de tiempos pasados…”.

Por Marcelo Daniel Giusiano

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