miércoles, 11 de diciembre de 2024
El cacique Manuel Quilchamal y su familia

En el Chalía, precordillera del Chubut, persiste hasta nuestros días una reservación indígena que en realidad es una especie de aguantadero, un lugar donde los descendientes de los últimos Tehuelches puros se hacinan en la pobreza.

Una vez finalizada la campaña del gobierno argentino contra los pueblos indígenas de la Patagonia (1878-1885), los vencidos fueron desterrados y establecidos en el suroeste del Chubut, recluidos en regimientos militares del Tigre y la Isla Martín García, entregados a familias adineradas de Buenos Aires para que les sirvan de sirvientes, a la fila de la Marina u obligados a trabajar en la zafra en el norte de la Argentina. Entre la década de 1890 y 1920, se crearon las reservas indígenas de Patagonia.

Desde entonces, los Tehuelches del Chubut fueron víctimas de un rápido proceso de asimilación por parte de los Mapuches y de la civilización blanca. Aislada en la zona suroeste del Chubut, la tribu tehuelche de Quilchamal fue la que permaneció libre durante mayor tiempo de ese proceso.

A mitad de la década de 1880, la tribu de Quilchamal se estableció al suroeste del Chubut. Algunos años después se establecerían en la región otras tribus Tehuelches como las de Kánkel, Maniqueque, Neyhual, Sapa, Sacamata, Salpú y  la de los manzaneros Tracaleu  y Nahuel. Los caciques más poderosos, por el número de individuos que respondía a su mando y su buena relación con los blancos eran Quilchamal, Kánkel y Sacamata. La tribu que Quilchamal hizo suyos el valle de Río Mayo, las tierras aledañas al Río Guenguel (afluente al río Mayo) y las inmediaciones de la región donde hoy en día se asienta la  ciudad chilena de Coyhaique; mientras que la de Kánkel deambulaba en el extenso valle del curso medio del Río Senguer, y los valles cordilleranos del Chalía, Lago Blanco, Valle Huemules y Alto Simpson (continuación en Chile del valle Huemules argentino).

Sacamata reinaba en el territorio que se extiende entre el curso superior del Río Senguer  y el valle del Genoa (actuales poblaciones de Gobernador Costa y José de San Martín). Los miembros de dichas tribus estaban emparentados entre sí. En 1907, Kánkel se ahogó en el Río Senguer, con 42 años de edad, y desde entonces Quilchamal fue el cacique más poderoso del suroeste del Chubut.

Quilchamal se destacó por su buena relación con los “cristianos”, como solían llamar a los colonos que ocupaban las tierras en las que ellos fueron amos y señores. Ello se vio en el apoyo material que les brindó a los primeros exploradores, como Moreno, Lista, Fontana, Gregorio Mayo, Koslowsky, Carlos Ameghino, Clemente Onelli, etc. Le sirvió como en sus incursiones por el territorio y los proveyó con ganado de su propiedad, brindándoles el sustento necesario para sobrevivir a difíciles tareas que debieron hacer frente. La mayor parte de estos exploradores serían reconocidos como próceres de la historia patagónica y argentina.

Familia tehuelche de la tribu de Quilchamal. 1902.

Los pobladores encontraron en él un buen amigo, leal, siempre dispuesto a brindarse desinteresadamente.

Las autoridades lo consideraban como policía y juez de las comarcas que dominaba. Una resolución del 11 de julio de 1891 tomada por la jefatura de la policía del Chubut así lo disponía. En ella se dictaminaba que, en caso de producirse hechos atroces en las tolderías, los caciques debían proceder a la detención de los autores, remitiéndolos bajo custodia a Rawson.

Recto  y veraz, carecía incluso del generalizado vicio de la bebida, que tanto estragos causó en los de su estirpe. Hasta llegó en alguna oportunidad a solicitar a las autoridades gubernamentales de Chubut la implementación de una ley que prohibiese la venta de alcohol a sus subordinados.  Sobre la base de este pedido, Alejandro Conesa, el gobernador interino del territorio del Chubut, dictó el 22 de julio de 1891 una resolución para “reglamentar el comercio con las tribus indígenas recientemente establecidas en el territorio”. Pero esas disposiciones fueron fácil y frecuentemente burladas por una invasión de vendedores ambulantes provenientes de territorios vecinos. Tampoco se pude ejercer un control policial adecuado por no disponer la Policía del Chubut del número de efectivos necesarios para cubrir toda la extensión del territorio.

La Reservación del Chalía

En mayo de 1913 Clemente Onelli intercedió ante la Dirección de Tierras, dependiente del Ministerio de Agricultura, para que se le concediera permiso de ocupación al cacique Manuel Quilchamal y su gente en los campos linderos al arroyo Chalía. En 1916 reiteró la solicitud y el 28 de febrero el Ministerio de Agricultura emitió una resolución donde concedía “al cacique Don Manuel Quilchamal y su tribu” el permiso de ocupación de 60 mil hectáreas (24 leguas). Entre febrero y mayo de 1919 los campos fueron mensurados por el agrimensor Esteban Panela y relevados por la Honorable Comisión de Reducciones Indígenas.

Algunos ocupantes blancos quedaron dentro de los lotes concedidos. Estos, y los que se sumaron luego, generaron una serie interminable de conflictos que siempre se resolvieron en contra de los Tehuelches.

A lo largo de los años, fue incesante la presión de bolicheros y vecinos, salvo honrosas excepciones, para apropiarse de las tierras de la reservación. Los linderos corrían los alambrados y luego realizaban el trámite para la tenencia de la tierra. Así fue como las familias Tehuelches que quedaron dentro de los lotes quitados a la reservación, pasaron a ser consideradas intrusas y luego desalojadas.  Inspectores de tierras y autoridades del Estado Nacional violaron las leyes establecidas e hicieron posible la expropiación.

Al perder lo que en la mayor parte de los casos eran los mejores lotes para pastoreo, la comunidad aborigen se vio obligada a reducir el número de animales para no desertificar el suelo. Lo más notorio del empobrecimiento, fue la aparición de enfermedades tales como la tuberculosis; que durante la década del 40 cobro a razón de más de una vida por mes.

Por el tiempo transcurrido, sobreviven pocos que conocieron en persona a Manuel Quilchamal, aquellos que tuvieron algún encuentro con él, atesoran ese momento como un acontecimiento de relevancia en sus vidas. Su estirpe de ascendencia real, su historia,  su personalidad de hombre serio y recto y su gran corpulencia física, generaban respecto y admiración entre los pobladores blancos.

Perl y una reparación histórica

El 29 de octubre de 1991, el gobernador de la provincia del Chubut, Néstor Perl, por decreto 1601, otorgó título de propiedad comunitario a favor de los aborígenes de la comunidad “Chalía o Manuel Quilchamal”. Sin embargo, de las 60 mil hectáreas iniciales para 1990 quedaban 32.902 hectáreas, aunque el decreto de 1990 contempla que la comunidad de Chalía puede reclamar el resto de las tierras que les fueron usurpadas.

Libro “El viejo oeste de la Patagonia”, de Alejandro Aguado

 

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