Entre la llegada de los conquistadores y el derrumbe de la dominación hispánica transcurrieron casi tres siglos en los que el hoy territorio argentino y sus habitantes originarios sufrieron un sinnúmero de transformaciones culturales, fruto de la nueva realidad impuesta.
Las distintas regiones fueron penetradas por el conquistador, lo que causó numerosos fenómenos: luchas a muerte, fusiones en la sangre, sometimiento en el trabajo, encuentro pacífico; en todos los casos, se produjo un trastocamiento de los valores tradicionales
Cuadro de situación de las culturas indígenas a principios del siglo XIX
En aquellos lugares a los que el español no llegó, la lucha denodada por la frontera provocó desde los indígenas una configuración cultural siempre dispuesta para la guerra.
A esta situación general faltaría agregar a los chané, quienes por esta época mantenían una identidad cultural relativa ya que estaban totalmente absorbidos por los chiriguanos.
En cuanto a los tehuelches, en sus vastos dominios de Pampa y Patagonia, comenzaban a presentar la virtual disolución de su cultura, ante la incontenible presencia de los araucanos, que provenientes de Chile asumirían su legado cultural, sus tierras y su lucha.
Pero a pesar de que el panorama etnológico de Pampa y Patagonia ya era confuso, de todas maneras la hegemonía tehuelche se mantenía.
En función de este cuadro de situación observamos dos claras tendencias: la primera, la de las culturas libres, que seguirán sosteniendo su identidad, incluso fortaleciéndola, constituyéndose en la posibilidad histórica de ser la expresión más auténtica de la forma de vida indígena; la segunda, la de las culturas incorporadas y/o sometidas, cuyo núcleo de la montaña y el litoral especialmente diaguitas y guaraníes es sin embargo la base de sustentación del mestizaje, dinámica que da origen a la matriz original hispano-indígena, que es la primera vertiente en la conformación del pueblo argentino desde el punto de vista étnico-cultural.
Esto significa que la participación de las culturas indígenas en la configuración de nuestro pueblo no es de nuestros días, aunque hoy existan un conjunto de comunidades que habitan el suelo nacional, sino que arranca desde el fondo mismo del choque -encuentro entre el español y el indio-, protagonistas casi excluyentes de los primeros trescientos años de historia, que tuvo su fruto en el mestizo, síntesis nueva de esta tierra.
…lo que hemos llamado cultura criolla, unidad cultural resultante de la suma algebraica, y como tal, irreversible, de la cultura de los conquistadores y las culturas aborígenes, producto concreto de una aculturación bilateral. Es algo nuevo, no es española, pero tampoco indígena. Es un tipo cultural. Tiene, y tuvo, existencia real.
A principios del siglo XIX la población del actual territorio argentino llegaba aproximadamente a los 400.000 habitantes. La mitad de ella era mestiza y cerca de 100.000 eran africanos, integrantes del tercer componente humano digno de mención en el período. Alrededor de 200.000 indígenas completaban este panorama étnico-cultural.
Fragmento del libro “Nuestros paisanos, los indios”, de Carlos Martínez Sarasola