La intención de la flota anglo-francesa fue la de “pacificar” la Banda Oriental –es decir dejarla bajo dominio colorado- y “liberar” los ríos interiores –es decir comerciar sin restricciones con todos los puertos de la cuenca del Plata, desde Montevideo hasta Asunción.
Ante la inminencia del avance de la flota extranjera por el río Paraná, Rosas encomendó la defensa al general Lucio N. Mansilla, quien en la Vuelta de Obligado, un recodo donde se angosta esa vía fluvial en el actual partido de San Pedro, instaló cuatro baterías en la margen derecha con 35 cañones de calibres 4 a 24 servidas por 160 artilleros. Además, hizo tender tres gruesas cadenas de costa a costa sobre 24 lanchones, varios de ellos cargados con explosivos, y dispuso en ambas costas unos dos mil milicianos, la mayoría gauchos, entre ellos varias mujeres.
La flota europea estaba integrada por 22 barcos de guerra con 418 cañones de calibres 24 a 80 y 880 marinos, a lo que debe sumársele 92 buques mercantes. La superioridad invasora era entonces abrumadora.
El enfrentamiento se produjo el día 20 de noviembre de 1845 y de su intensidad habla el parte enviado al gobernador Rosas por Francisco Crespo, ayudante de Mansilla, quién no pudo hacerlo debido a que fue herido en la batalla: “Después de ocho horas de un encarnizado combate, valeroso de una y otra parte, el dominante fuego del enemigo apagó los nuestros,…”. “También han muerto con heroicidad varias virtuosas mujeres, que se mantuvieron en este sangriento combate al lado de sus esposos, hijos o deudos, socorriendo a sus heridos y ayudando a los combatientes en la defensa del honor argentino”.
La flota invasora logró así remontar el Paraná aunque debió soportar el hostigamiento de las fuerzas patriotas a lo largo del trayecto.
Con relación a la empresa comercial, la misma fracasó pues las mercaderías ofrecidas en los distintos puertos provinciales no fueron adquiridas.
Los tratados Arana-Southern con Gran Bretaña (1849) y Arana-Lepredour con Francia (1850) pusieron fin al bloqueo del puerto de Buenos Aires y reconocieron la soberanía argentina de los ríos interiores.
De este modo, el combate de la Vuelta de Obligado constituyó una victoria pírrica para los anglo-franceses y una derrota honrosa para los argentinos, cuyo significado histórico no puede ser desconocido.
Basado en el trabajo del Dr. Claudio Panella. Doctor y Profesor de Historia.
Hay que recordar también que esa flota es vapuleada a su regreso en el Combate de Quebracho (04-06-1846) donde tienen 60 muertos y 6 buques mercantes destruidos, una victoria para compensar Vuelta de Obligado.
Por Miguel Ángel Martínez