sábado, 17 de mayo de 2025

“El encuentro del Quebracho, aparte de su enorme importancia militar y política, fue el sello definitivo del desastre económico-comercial de una empresa de injusta prepotencia, llevada a cabo por quienes ―seguros de su enorme superioridad material, y atropellando sin consideraciones humanas ni jurídicas todos los derechos de la Confederación Argentina― se proponían un cuantioso dividendo.”(*)

Las naves anglo-francesas volvían desde el norte hacia el Río de la Plata después de haber sido su campaña un total fracaso económico y militar, ocho meses después de haber forzado el paso hacia el norte en la Vuelta de Obligado (en el norte de la provincia de Buenos Aires).

Dos mercantes se hundieron, otros cuatro fueron incendiados para que no cayeran en manos argentinas, y los vapores de guerra Harpy y Gorgon resultaron seriamente dañados. Cabe resaltar el hecho de que la escuadra que acompañaba a los mercantes estaba constituida por modernas naves blindadas, con torretas giratorias y cohetes Congreve. Tuvieron 60 muertos.

Fueron héroes de la Batalla del Quebracho, entre otros, el general Lucio Norberto Mansilla y el coronel Martín de Santa Coloma. Ahora, al iniciar el fuego de artillería en la batalla de Quebracho, volvía a la carga el grito de

«¡Viva la soberana independencia argentina!».

(*)Francisco Hipólito Uzal.

Nota: El esfuerzo y los muertos por esta guerra contra Francia y Reino Unido (en 1845-1846) fueron en vano, ya que seis años después, cuando Urquiza se hizo del poder en Argentina, estableció la gratuidad de la navegación de los ríos interiores de Argentina (a Francia y Reino Unido).

En el artículo 26 de la Constitución argentina de 1853 afirma:

Art. 26.- La navegación de los ríos interiores de la Nación es libre para todas las banderas, con sujeción únicamente a los reglamentos que dicte la autoridad nacional.
Constitución nacional argentina, publicada en el sitio web del Senado de la Nación (Buenos Aires)

Por Miguel Ángel Martínez

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